Cada año, la casa francesa Chanel organiza sus shows en uno de los lugares más emblemáticos de París: el Grand Palais. Chaquetas de tweed gigantes, carruseles, leones, glaciares, supermercados, molinos gigantes y muchos otros elementos han servido como escenografía para la presentación de las colecciones ideadas por Karl Lagerfeld, pero ahora, todo fue mucho más discreto en relación al pasado porque de alguna manera, Chanel volvió a las raíces mismas del oficio mezclando modelos y trajes con los creativos mismos tras los detalles espectaculares de su Haute Couture Fall 2016.
Trajes largos en diferentes colores y texturas, vestidos con espectaculares motivos cristalizados y guantes largos negros y botas largas bajo cualquiera de las propuestas, fueron protagonistas vivos de este gran retrato a la tradición que incluyó montar el espacio al estilo mismo de un atelier –algo que ya había servido de base para uno de los lookbooks de Christian Dior, por ejemplo-, con sus hilos, estantes blancos, grandes mesones y por supuesto, la participación directa de las personas de confianza del Kaiser en este proceso de mostrar lo más exquisito de un arte que incluye bordados a mano y dobladillos perfectos, entre otros elementos.
Willow Smith, como nueva embajadora de Chanel, apareció entre los asistentes junto a su padre Will, así como Jessica Chastain dejó de lado su rol de chica Givenchy para enfundarse en una ajustada falda de látex negra y una chaqueta de tweed con brillantes. Edie Campbell cerró el show con un traje de larga cola, mientras la aparición final, toda una tradición por parte de los diseñadores para celebrar el show montado, ahora se realizó con ayuda de quienes siempre están tras el backstage: las costureras del atelier Chanel. ¿Recuerdan ese momento en el documental de Valentino cuando sus costureras de años se emocionan junto al mismísimo Garavani en pantalla? Lagerfeld tomó la misma premisa reconociendo a algunos de los protagonistas más silenciosos tras su éxito en la casa francesa.
Fotos: Vogue.
