Cuando Pierre Cardin iniciaba su imperio, decidió adelantarse a su época en una movida que le generó grandes consecuencias. A pesar de lo exclusivo que es pertenecer a la Chambre Syndicale de Haute Couture, Cardin decidió lanzar la primera colección de una casa en conjunto con una tienda de retail, todo a mediados de los años ’50. Y hoy, la casa Balenciaga de Demna Gvasalia fue aun más allá con una colección de gorros, lápices, portadocumentos y hasta tazones vendidos en Colette con el logo de la marca de Cristóbal Balenciaga.
Lo que Cardin hizo décadas atrás y que le valió la expulsión de la Cámara que supervisa que se cumplan las normas de la Alta Costura, fue arriesgado pero como dijimos, muy adelantado. Pasarían años antes que otro diseñador se atreviera a hacer lo mismo y pensar de manera similar: Roy Halston se alió en los ’70 con JC Penney en una colección cápsula que incluyó hasta pantimedias, siendo censurado por tiendas exclusivas al “vender sus productos de manera tan transversal”. Isaac Mizrahi fue el primero en vender sus grandes éxitos a bajos precios con Target a principios del 2000, antes que la fiebre “Inserte el nombre del diseñador aquí x Target, H&M u otra tienda” floreciera. Pero ahora, el joven Demna se adelanta nuevamente.
La historia se repite, pero siempre incluye un detalle reversionado. Si bien en los años ’40 fue Dior la casa que pensó en ofrecer labiales para que todas las mujeres que no pudieran adquirir sus prendas tuvieran la marca a su alcance, hoy Gvasalia pone la fiebre Balenciaga a disposición de cualquier millennial, sin importar si es estudiante o profesional. Porque además de lentes de sol y jeans que no superan los $300.000 pesos, Balenciaga tiene también elementos que bien pueden convertirse en el regalo de cumpleaños más preciado para un fanático de la moda: un tazón con el logo a $35.000 pesos, una almohada inflable para viajes al mismo precio, un lápiz a $5.000 pesos. Así, el universo de lo cotidiano se vuelve objeto de deseo gracias a la mente más revolucionaria de las pasarelas de los últimos años, un creativo que fue capaz de presentar su nueva colección en un lookbook protagonizado por gente común y corriente haciendo su mejor esfuerzo de modelo en las calles.
Fotos: Colette.