En 1993, el documental “Catwalk” no solo intentó mostrar lo que significaba ser una de las más populares supermodelos del mundo; allí, Christy Turlington abría su espacio más íntimo, lo que significó una gran participación de celebridades cercanas a la modelo. Uno de los momentos más significativos en su rutina fue aquel que la tuvo posando para el popular artista Francesco Clemente, quien años después repetiría su labor para Harper’s Bazaar.
Clemente nació en Italia y se trasladó a Nueva York junto a su familia a principios de los ’80. Allí se mantendría cercano al círculo artístico más cool de todos: Andy Warhol, Jean Michel Basquiat, Keith Haring y Allen Ginsberg formarían parte de sus obras y sus amistades. Con la ciudad que nunca duerme de fondo, también lograría conectarse con otras esferas culturales, las que por supuesto están unidas de alguna manera con la moda. Y así, las supermodelos aparecerían en su camino como fascinantes figuras para retratar, junto a su amor eterno por las creaciones de Rei Kawakubo, la diseñadora tras Comme des Garçones.
Su trabajo, el cual incluye murales para el mítico club Palladium y retratos hechos especialmente para la película “Great Expectations” (1998), con Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow, también tiene a Clemente en las páginas de revistas de moda. Entrevistas en Purple magazine, Vogue y Harper’s Bazaar, se suman a trabajos junto a modelos como Anna Ewers y Liya Kebede, además de las supermodelos Linda Evangelista y Turlington de nuevo. Vestido casi siempre de Comme des Garçons -su marca favorita-, Clemente apuesta por un cruce donde los rasgos de cada figura sobresalen de una manera en la que solo él sabe hacerlo.
Fotos: Purple, Zimbio, Vogue, Harper’s Bazaar.
