A fines de los años ’90, Esperanza Restucci formaba parte de la nueva generación musical chilena, apareciendo habitualmente en las páginas de la desaparecida revista Rock & Pop. Aunque en esa época su estilo era rockero gracias a su grupo Los Masticables, hoy Esperanza se mueve en la elegancia del canto lírico, lo que la ha llevado a explorar nuevas formas estéticas y también a lanzar en el segundo semestre de este año, una línea propia de accesorios.
-A fines de los ’90 integraste una banda con un estilo más rockero y pop (Los Masticables) y hoy te perfilas más dentro de la música clásica. ¿Cuál sería la principal diferencia estética que tiene tu guardarropa entre estas dos etapas?
Más que nada fui afinando mis gustos, ya que el look de una cantante lírica implica a nivel estético una línea de vestuario más enfocada a la alta costura, sobre todo para el escenario, entonces ahora mi guardarropa tiene vestidos elegantes de terciopelo negro, zapatos reina de charol y accesorios que en los ‘90 jamás hubiera usado como collares de perlas y tocados con plumas. Pero mantuve algunos gustos de esa época que eran más Grunge-Punk-Hippie, y a veces hago unas fusiones de estilos que yo llamaría Barroco- Punk o Folk-Barroco. De hecho, eso me inspiró a diseñar y crear una colección de accesorios en colaboración con la empresa de diseño y fabricación digital NOT que lanzaremos durante el segundo semestre de este año.
-¿Sientes que tu estilo está delimitado por el círculo musical en el cuál te mueves actualmente?
No para nada, he desarrollado un estilo propio a nivel estético e interpretativo en la música, ya que tengo la posibilidad técnica de abarcar diversos estilos, desde el Pop melódico, Folk latino hasta el estilo Barroco, el Bel canto, la Ópera Mozartiana, el Lied Alemán entre otros.
-¿Cuál es la importancia que le das al vestir en tu vida en general, aparte de tu vida profesional?
Para mi es importante sentirme cómoda y elegante a la vez, aunque también le doy un sentido artístico al vestir especialmente en los accesorios en los que busco la belleza estética de las culturas antiguas como la Egipcia, Griega, Medieval, Mapuche hasta la época Barroca. Lo que más me atrae de eso es traer algo del pasado al presente y darle vigencia. Eso me gusta mezclarlo con looks típicos de la vida urbana moderna. Aunque muchas veces opto por vestir de manera muy simple, casi siempre con ropa en blanco y negro.
-¿Qué diseñadores o estilos de acuerdo a las décadas más te identifican?
Ufff soy muy diversa, pero de los años ‘20 Chanel, de la década del ‘70 admiro a Issey Miyake, de los ‘80 amo a John Galliano, de los ‘90 a Alexander McQueen, aunque son más que diseñadores para mí; son artistas que evocan la historia del arte en su manera de ver la moda, pues muchos se inspiran en pintores, artistas conceptuales u óperas para crear sus colecciones y eso lo encuentro increíble. También me identifico mucho con las joyas de la diseñadora judía Ayala Bar y con varios otros diseñadores más comerciales como Benetton, que tiene prendas muy cómodas y de buena calidad. También me gusta mucho Thierry Gillier quien creó la marca Zadig & Voltaire, que tiene ropa muy chic y moderna pero lamentablemente no está disponible en Chile.
-¿Cómo crees que se ha desarrollado el vestir dentro de la música nacional desde que empezaste a trabajar en la escena?
Creo que a los músicos chilenos les falta mucha asesoría de imagen, y no podemos olvidar que es una parte importante de la propuesta artística. Para algunos diseñadores, las cantantes somos referencia de moda, y acá está comenzado fuerte la vinculación con marcas para generar nuevos espacios de conexión y promoción. Por ejemplo, esta temporada Dimensión Azul me eligió como embajadora de la colección de invierno de Mariano Toledo, en la que encontré ropa muy de mi gusto; esa experiencia ha sido muy entretenida para mí, y creo que es algo que se puede potenciar mucho más con los músicos locales.
Esperanza en París
-Al trasladarte a Alemania para profundizar tu formación lírica, ¿qué observaciones realizaste sobre la estética de los habitantes de Weimar versus la de los chilenos?
Bueno allá la gente se produce mucho, Weimar para empezar es una ciudad que fue elegida Patrimonio Cultural de Europa después de la caída del muro de Berlín y tiene un casco antiguo alucinante. Cualquier rincón tiene glamour y siendo tan pequeña como lo es (60.000 habitantes) es muy cosmopolita, porque ahí está la Universidad Franz Liszt de Música y Teatro y la Universidad Bauhaus, donde se sitúan las carreras de Arquitectura, Diseño, Cine, Fotografía; por lo tanto, ves a jóvenes de todo Europa marcando tendencias en sus looks y propuestas artísticas. Ves desde punks hasta los chicos que visten los looks básicos de H&M o a señoras que se pasean con trajes de época por las calles para entretener a los turistas. También hay mucha gente que viste con ropa de diseñadores locales, que en general son muy elegantes y también ves a las infaltables chicas que visten Chanel, Dior, Gucci, Armani, Dolce & Gabbana, etc. Esos looks los ves sobre todo en la escena de las asiáticas que vienen de Corea del Sur a estudiar Opera y Música; ellas visten con diseñadores de lujo en el día a día. Mis compañeras de música usaban carteras Louis Vuitton, Prada, Loewe y mucha ropa con aplicaciones de piedras y perlas y esa exageración no las ves acá en el ambiente universitario.
-Si pudieras escoger un traje de cualquier diseñador del mundo para llevar en alguna presentación, ¿cuál sería y por qué?
A ojos cerrados elegiría un vestido de Chanel de la Colección Paris-Edimburgo 2013, porque son vestuarios inspirados en la edad media, el barroco y la ópera entre otras tendencias y se verían increíbles en un concierto lírico.
-Por último, escoge un icono, una película y una canción que te inspiren.
Icono: María Callas, Icono de Moda y Diva de la Ópera
Película: Barry Lyndon de Stanley Kubrick
Canción: Gelido in Ogni Vena de Vivaldi