El año 2006 Valentino Garavani, uno de los últimos maestros de alta costura en ejercer como jefe de su propia casa, se retiraba dejando un gran legado que puede ser visto en su Museo Virtual. Poco y nada se supo de él en cuanto a moda después, aunque su rol como diseñador del vestido de novia de Anne Hathaway lo volvió a poner en la palestra; sin embargo, es su colección para la compañía de Ballet de Nueva York lo que marcó su regreso al diseño en septiembre pasado.
Tras una gala celebrada el 20 de septiembre en Nueva York, Valentino vio como sus más de 30 bosquejos tomaban vida a través de 25 piezas finales que mostraron los miembros del ballet. Patrick Demarchelier fotografió diferentes atuendos y pruebas de vestuario para la edición de Vanity Fair de octubre, mientras el rojo clásico del diseñador no estuvo ausente. Corpiños tejidos en fucsia a lo Schiaparelli, tutús con cristales negros, espaldas de encaje y varios artículos más se unen para vestir a los miembros de cuatro espectáculos distintos, uno de los cuales fue Bal de Couture, el que se estrenó esa noche de septiembre y que contó con música de Tchaikovsky.
El regreso de Valentino al diseño a gran escala fue una iniciativa de una de sus clientas favoritas, la actriz Sarah Jessica Parker, quien es miembro del comité de Ballet de la ciudad de Nueva York. Como ex bailarina de ballet, Parker lo convenció de tomar un giro de alta costura dentro de uno de los espectáculos favoritos del italiano, quien se tomó muy en serio la labor. Antes de Valentino, J Mendel y Stella McCartney diseñaron trajes para el New York City Ballet, pero ninguno causó tanto impacto como el del llamado Emperador de la alta costura, quien fue ovacionado en el estreno de las obras.