Cuenta la leyenda que Christian Dior tenía un maniquí con las medidas exactas de Eva Perón en su taller, y que la reconocida primera dama que luego se convertiría en todo un icono –con biopic incluida-, no salía de su casa sin los trajes del legendario diseñador francés, inventor del New Look. “A la única reina que vestí fue a Eva Perón”, señaló en varias oportunidades Dior. Pero este no fue el único acercamiento de la política a los grandes nombres de la moda internacional; desde Jacqueline Kennedy, pasando por Michelle Obama hasta llegar a Margaret Thatcher, cada mujer mantiene un look que se proyectó más allá de su vida, y que se convirtió en una marca registrada que hasta el día de hoy es posible distinguir.
A Jacqueline Kennedy le atribuye el hecho de convertirse en el más importante diseñador italiano, el retirado Valentino Garavani. “A ella le debo mi carrera”, ha señalado en múltiples oportunidades, el mismo que en 1968 fue el encargado de darle el look nupcial a la diva norteamericana para su matrimonio con Aristóteles Onassis. Luego vendrían las fiestas, donde ella usó ese famoso vestido verde de un hombro que Valentino tendría que reversionar para Jennifer Lopez el 2002, y los más de 100 trajes que llevó con la etiqueta del italiano. Sin embargo, no fue el único famoso en su vida; Halston le crearía el look del sombrero pillbox con el que hoy aun es recordada, y Oleg Cassini varios vestidos y trajes mientras estaba casada con Kennedy.
Lo de Margaret Thatcher viene de su amor por los zapatos. La “Dama de Hierro” no se caracterizó por una originalidad excesiva en el vestir – aunque Aquascutum, la marca que alega haber creado el trench antes que Burberry, la vistió-, pero fue su predilección por Salvatore Ferragamo en los pies la que le dejó algo en común con Marilyn Monroe. Por estos lados, se dice que Lucía Hiriart no salí a ninguna parte sin sus trajes Chanel, marca que llevó junto a los diseños de José Cardoch. Otras como Nancy Reagan vistieron de Bill Blass y James Galanos, diseñadores que se convirtieron además en sus amigos, mientras hoy Michelle Obama es sinónimo de diseñadores jóvenes norteamericanos (como Jason Wu). Para la Bruni, el puesto de Primera Dama equivalía a ir de Dior con tenida homenaje a Jackie O, y aunque la moda siempre tiene muchas más relaciones con la política, quizás ninguna llamó más la atención que la de Hugo Boss, cuya confección incluía el diseñar los abrigos y uniformes nazis, en una alianza que buscaba exaltar la fama de la marca durante los años ’40.