A todos los amantes de la moda que conozco, les preocupa, les gusta, o le gustaría tener una casa acorde con su personalidad y estilo. Muchas veces, el presupuesto nos juega malas pasadas (díganmelo a mi, que llevo viviendo 2 meses en una casa que aún no decoro), pero si hay algo que es más importante que el vil dinero a la hora de sentirnos bien con nuestra propia casa, es la cabeza que ponemos en el proyecto. Asi que ésta vez, me voy a alejar un poco del tema de la moda, para centrarnos en el estilo que no llevamos puesto, pero que dice tanto de nosotros como lo que elegimos usar.
La primera parada obligada al hablar de casa reales pero con estilo, es hablar del famoso (y a éstas alturas, influyente) proyecto fotográfico The Selby. Nacido de la cabeza del fotógrafo neoyorkino Todd Selby, nos muestra las casas de gente cool, famosa o con profesiones creativas y cómo éstos configuran sus espacios, haciendo que muchas veces piezas llenas de desorden y caos se vean mucho mejor que los empaquetados living llenos de jarrones con flores y Luises XV que vemos en las revistas de decoración.
En The Selby encontramos pintores, diseñadores, gente ligada al espectáculo y la moda… Todos abren de par en par sus puertas al proyecto, y aunque muchas veces, las casas están fuera y a años luz de la categoría de “casas reales” ( Como en éste caso, éste y éste), también podemos encontrar muchísimos ejemplos de espacios construidos con el tiempo, con un poquito de buen ojo y no mucho más.
En un espectro mucho más cercano a nuestra realidad sudaca está el blog de decoración popular Casa Chaucha. En él, su autora Maria Tórtora logra, con una constante e intensa contribución de los lectores, capta y muestra las mejores ideas en cuanto a decoración real se refiere. Acá podemos ver una inmensa galería de casas decoradas sin mucho presupuesto, pero con un nivel increíble de soluciones que hacen mucho más interesante el resultado final. En las Casas Chaucha (¿Hay un nombre mejor que ese?) los estilos se mezclan sin compasión ni paleta de colores. Baratijas compradas en la calle y colgadas solemnemente de la pared del comedor relucen más que mil pinturas insulsas, los refrigeradores y sus imanes cobran vida propia y lo único que uno quiere después de ver 10 minutos es ir a pintar la cocina y a hacer banderines con retazos.
Fotos: The Selby (1 y 2) //Casa Chaucha (3 y 4).