Se describe a si mismo como una persona inquieta intelectualmente, y sin duda que lo es. Nicolás Olmos, el hombre detrás de NSO Joyas, ha recorrido un camino poco convencional, casi espiritual y ligado a su herencia familiar hasta convertirse hoy en un orfebre y diseñador de joyas. Su arribo a la joyería fue orgánico, alejado de los estudios formales y ligado más bien a una lógica artesanal, donde el aprendizaje desde un maestro y la práctica han sido fundamentales para lograr diseños que destacan por su calidad e inusual, pero justa combinación entre lo simple y lo moderno, lo clásico y lo rockero. Hoy NSO Joyas se perfila como una sólida marca de joyas que tiene entre sus seguidores a personalidades como la modelo y animadora del Festival de Viña Carola De Moras, quien ha lucido en más de una oportunidad sus diseños en galas y apariciones públicas. Aquí les contamos un poco más de su incio en la joyería, su trabajo y percepción de la industria.
– ¿Cuál fue tu primera aproximación al mundo de la orfebrería y diseño de joyas? ¿Desde donde nace el interés por este oficio?
Mi primera aproximación con el tema de las joyas fue en el año 2000 en un momento en que estaba estudiando a los diferentes metales y sus propiedades físicas, químicas y mecánicas principalmente con un libro en inglés que se llama “The Secrets of Metals” que escribió un químico europeo llamado Wilhelm Pelikan. Entonces hice varios experimentos con los diferentes metales: cobre, plata, estaño, etc. y con el oro en particular quise experimentar su capacidad de ser el metal más dúctil y maleable de todos. Para eso fui donde un amigo joyero y coleccionista de cristales que tenía una tienda en el pueblito de los Dominicos, para que me ayudara a forjar un anillo de oro puro sólo usando un martillo. Y bueno, ahí me flechó el tema.
Por otro lado toda la vida he coleccionado minerales, y cuando era niño estuve mucho en contacto con ese mundo ya que tengo familiares ligados a la minería. Además, un bisabuelo que se llamaba igual que yo tenía minas de oro en el norte, y cuando iba de vacaciones para allá me contaban sus historias y ahí mi fantasía volaba. Así que bueno, fue algo bastante natural entrar a ese mundo la verdad.
El mundo mineral para mí es algo magnífico, bello y misterioso, simple pero a la vez complejo, lleno de cualidades. Es un mundo activo, silencioso y puro, y yo creo que de esta valoración nace en verdad mi interés por la joyería. Siempre un artista busca un medio para expresarse: el pintor se expresa con los colores y el músico con los sonidos… mi medio lo encontré en los metales y cristales.
– A la hora de diseñar y crear una joya ¿cómo es tu proceso creativo?
Mi proceso creativo es exclusivamente mental y empieza en blanco, con un espacio mental vacío, y siempre me encuentro súper inseguro y creo que no me va a llegar ninguna idea, a veces incluso puedo estar varios días en blanco, pidiéndole a las musas para que me soplen algo, y así en el momento menos pensado, se me ocurre una idea y la visualizo de manera inmediata, ya acabada. Y ahí lo único que tengo que hacer es dibujarla para sacar los moldes y llevarla al metal. A veces en el dibujo hay ciertos detalles que simplifico eso sí… Siempre tiendo a simplificar, creo que algo bello se expresa mejor en lo simple. A veces la ornamentación excesiva ahoga a la idea fundamental, distrae, y eso lo trato de evitar a toda costa, además de que el virtuosismo estético vacío e histérico me carga, así es que trato de alejarme lo más posible de eso. Me agrada mucho la estética simple, precisa y franca, a veces una simple línea puede ser algo hermoso dependiendo de como se maneje la curva y proporción.
– ¿Qué materiales prefieres trabajar? ¿Alguna gema en particular?
Mi material preferido es el oro por esa calidez que tiene, posee algo que es como una reminiscencia del sol, y a mi el sol me gusta mucho. Además que es extremadamente “amable” para trabajarlo, se deja moldear, es como que no te pone impedimentos. Es un material increíble.
Mis gemas predilectas son el diamante y la esmeralda. Al diamante lo admiro por todo lo que ha tenido que “vivir” para poder ser lo que es: perfecto, transparente, limpio, luminoso e indestructible (sólo un diamante puede dañar a otro diamante). El diamante es el héroe del mundo mineral, es el resultado de una “lucha química” en la que un pedazo de carbón se perfecciona hasta llegar a ser un diamante. Y la esmeralda porque me evoca calma, conocimiento, conciencia, nobleza y vida.
– ¿Cuáles son tus referentes, influencias o fuentes de inspiración?
Mis referentes…. siempre que pienso en un artista o diseñador el primero que se me viene a la mente es Leonardo Da Vinci. Creo que en él hay una fuente para muchas cosas que aún no se han desarrollado. Para mí Leonardo es un inicio, no un final, es un talento y ejemplo infinito.
También me interesa mucho la aproximación teórica artística de Kandinsky, pero sobre todo las raíces en las que su teoría se fundamenta.
De todos modos, la verdad es que trato de no tener referentes, ya que así me obligo a apoyarme más en mi mismo y me “fuerzo” a mejorar creativamente. Me siento tan en pañales que prefiero ponerme los más desafíos posibles para apurar el proceso de crecimiento creativo.
– La certificación y calidad de los materiales es un tema fundamental en la joyería ¿Crees que en Chile hay una preocupación por respetar y cumplir con estos estándares? Y ¿cómo tu mismo abordas este tema en el trabajo que realizas?
La respuesta a esa pregunta puede ser un poco polémica.
Para empezar pienso que el mundo del comercio hace tiempo que perdió el foco. El objetivo al crear un producto comercializable debiera ser otorgar un servicio, satisfacer una necesidad, ya sea esta material, vital, estética, o cualquier otra. Pero lamentablemente lo que hoy por hoy se ha transformado en el “objetivo” es lograr la máxima rentabilidad posible para una determinada inversión, y el “servicio” se ha convertido simplemente en el medio para lograr esa ganancia. Yo creo que el foco debiera volver a estar cada vez más en el servicio en sí y que todo el teje y maneje económico fuera simplemente el medio para que ese servicio sea cada vez mejor en cuanto a calidad, efectividad y costo. Pienso que el hecho de que el foco se haya desviado, hace que muchas veces no se respeten los estándares de calidad que se supone se están entregando. Por otro lado, como consecuencia de todo esto, el rol “fiscalizador” se le ha delegado injustamente al cliente. O sea, uno como cliente es el que ahora tiene que ver si es que el producto corresponde a lo que se ofrece en el papel o no.
Yo enfrento el tema de una manera bastante pragmática. Para empezar trato de educar lo más posible al cliente, ya que si el cliente sabe más, los estándares de calidad tienden a subir y eso al mismo tiempo genera que a Chile lleguen mejores materiales. Luego, siempre busco los mejores materiales posibles, no por un tema de marketing, sino porque para mi sería un desperdicio entregar todo el esfuerzo, tiempo y precisión que una joya requiere si la hiciera con materiales mediocres.
Y cuando se trata de piedras muy caras las entrego con un certificado GIA (Gomological Institute Of America) ya que es el más serio y confiable del mundo. Es un certificado que viene con una descripción extremadamente detallada de la gema y su calidad. Además trae un numero de serie, y ese mismo número de serie está microscópicamente grabado con láser en la gema misma para poder identificarla. Por suerte este certificado se usa cada vez más en Chile, aunque por ahora su uso está restringido a los diamantes exclusivamente. Y para terminar, trato de fijar un precio justo, a veces no es tan fácil el tema de poner los precios, al menos para mí.
– ¿Cómo ves la industria del diseño nacional, y en particular el lugar que el diseño de joyas ocupa? ¿Cuál sería tu diagnóstico y qué crees que se debería potenciar?
Yo creo que en general la cosa acá en Chile está bastante complicada. Creo que somos una sociedad muy insegura y crítica, siempre estamos buscando los parámetros afuera y criticando lo nuestro. Por eso al final lo que pasa en Estados Unidos o en Europa es lo que termina primando acá, ya sea en ventas o tendencia. Lamentablemente por estos lados el “made in Chile” no suena bien, y es paradójico, porque me consta que lo nuestro cuando es bueno, afuera es extremadamente bien valorado. Creo que nos hace mucha falta aprender a ver y valorar lo positivo que hay acá y no sólo lamentarnos de lo malo, pienso que es la única manera de crear identidad nacional, y en este mundo globalizado esto último es extremadamente importante.
Con respecto al diseño de joyas acá en chile, es algo muy incipiente aún. Los chilenos somos tan sobrios, que todo lo que sea brillo y luz como que nos molesta, así es que las joyas no tienen tanta demanda, aunque de a poco las mujeres están empezando a querer verse más luminosas. Eso es bueno.
Mi diagnóstico es que somos una sociedad pesimista, y que lo que debiera potenciarse es el “optimismo realista”, o sea aprender a apreciar lo bueno que tenemos y que es cierto que es bueno; y que entonces nos podamos alegrar y enorgullecer cada vez más de nuestros logros y talentos.
– ¿Qué planes tienes para este 2016 y qué proyecciones tiene NSO Joyas para los próximos años?
Mis planes para el 2016 y para adelante son básicamente mejorar cada vez más en lo que hago, y que ojalá los resultados se vayan produciendo en la medida en que mi trabajo avanza.
– ¿Dónde podemos encontrar tus joyas actualmente?
Este año mis joyas las voy a vender personalmente por encargo, tengo planes para poner una tienda, pero la inversión es enorme, así es que falta un poco para eso aún. Además mi forma de trabajar requiere bastante dedicación y toma tiempo, en este momento no podría satisfacer mucha demanda.
Puedes seguir el trabajo de NSO Joyas en su Instagram, Facebook y su sitio web oficial.
Imágenes: Cortesía Nicolás Olmos
