Desde hace un buen tiempo el maquillaje se convirtió en un área adorada por millones de mujeres, gatillando el posicionamiento de este recurso estético como uno de los temas más consumidos en YouTube, donde las amantes del maquillaje se educan hasta llegar a un nivel avanzado. Para convertirse en una experta, es necesario manejar todos los temas que esta materia implica y por eso que les traemos una pequeña guía para enseñarles los tipos de brochas más comunes, la forma de utilizarlas y cómo cuidarlas para mantenerlas intactas con el paso del tiempo.
Brocha para base:
La brocha para aplicar base se caracteriza por tener sus pelos bastante compactos y por terminar en la punta con una forma curva. El material debe ser sintético, ya que si aplicamos líquido no se podrá adherir a la hebras, cosa que muchas veces hace que perdamos una buena cantidad del producto. Para ocuparla sólo basta con aplicar un poco de base para poder cubrir el rostro completo, ya que esta herramienta facilita y economiza enormemente el proceso. Preocúpense de esparcir todo el producto hasta crear un tono parejo.
Brocha para corregir imperfecciones:
La brocha que permite corregir pequeñas imperfecciones en diversos lugares de nuestro rostro es similar a la de base, pero en una versión con el cepillo mucho más estrecho. El material –al igual que la anterior– debe ser sintético, el que gracias a un borde ligeramente circular dejará nuestra piel lo suficientemente lisa. Para partir deben poner el producto en el pincel y luego aplicarlo con pequeños toquecitos, para luego esparcir suavemente con la misma herramienta. Si prefieren, también pueden aplicar el cosmético directo en la piel y luego distribuirlo con la ayuda del pincel.
Brocha para iluminar:
Este tipo de brocha ha tomado este último tiempo un protagonismo absoluto, convirtiéndose en un esencial para todas las que siguen las últimas tendencias del maquillaje. Al iluminar nuestro rostro, es fundamental tener la herramienta indicada, ya que si ocupamos cualquier otra perderemos el efecto sutil y natural que posee este tipo de cosmético, arruinando la apariencia completa de nuestro look, que se produce debido al cepillo en forma de abanico. Para utilizar la brocha de la forma correcta, deben untarla suavemente en el producto, soplarla para que quede sin excesos y luego pasarla por la zona de nuestros pómulos, nariz y frente. La orientación debe ser horizontal, así nos aseguraremos de crear un efecto uniforme.
Brocha para contornear:
La brocha para contornear se diferencia del resto por su corte recto, y en algunos casos en forma diagonal; la que define las zonas que se buscan destacar, como son pómulos, mentón y nariz. Para definir el sector bajo las mejillas, deben aplicar el producto justo en este lugar con un movimiento que vaya desde afuera hacia adentro. La primera pasada debe dejar el pigmento, para que con las restantes lo difuminemos y consigamos un acabado natural.
Brocha para polvos:
La brocha para polvos debe ser la más conocida y abundante. Al contrario de las otras, sus pelos se encuentran separados para generar un efecto esponjoso al momento de maquillarse, pero tiene algo en común con la encargada de iluminar, ya que para su uso, necesitan soplar suavemente antes de aplicar, para evitar una gran concentración de cosmético en brocha y una mala aplicación que se puede detectar fácilmente al notar manchas de polvo traslúcido o compacto.
Brocha para ‘blush’ o colorete:
Por último, les hablaremos sobre la brocha de pelos medianamente presionados, con una punta circular extensa encargada de dar toques de color a nuestras mejillas. Rosado, damasco, rojo, cobre y café, son sólo algunos de los tonos que hoy nos ofrece el mercado. Deben procurar no exagerar con ellos, ya que la idea del rubor es verse como si fuese un efecto de nuestro propio rostro. Varias mujeres suelen poner sobre sus pómulos dos colores, siendo el rosado y el cobre la mezcla más común. La técnica más simple y efectiva, es realizar un difuminado circular ascendente.
Cuidados esenciales para mantener nuestras brochas en perfectas condiciones:
1. Corto plazo: El haber comprado brochas nuevas no significa que podamos llegar y utilizarlas, ya que pueden venir con residuos desde el lugar donde se fabricaron o que se han acumulado a través del tiempo antes de llegar a nuestras manos. Para comenzar a ocuparlas, deben pasar los pelos de la brocha sobre un paño humedecido con un líquido especial para limpiarlas. Si no tienen la primera opción, pueden hacerlo con champú de bebé o jabón neutro, pero deben preocuparse de enjuagarlas.
2. Mediano plazo: Si suelen ocupar las brochas a diario, es recomendable quitar el maquillaje de sus pelos luego de cada uso con un limpiador de brochas –que pueden encontrar en todas las tiendas de cosméticos–, o simplemente pasar un paño desde adentro hacia afuera, hasta que notemos que el color de nuestro pincel vuelva a estar neutro.
3. Largo plazo: Por lo menos una vez a la semana, o una vez al mes si es que no tienen el tiempo suficiente, deben someterlas a un lavado mucho más profundo, que consiste en humedecer las brochas en agua tibia con limpiador, champú o jabón, evitando siempre que el mango se moje, ya que el agua puede filtrarse a través de él y estropear nuestro pincel. Luego deben masajear los pelos desde donde empiezan hasta donde terminan; sólo así lograremos retirar toda la acumulación de producto. Una vez realizados estos pasos, deben exprimir suavemente el líquido sobrante y apoyarlas sobre una toalla, dejándolas secar el tiempo que sea necesario.
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