“De Porcellana” es el nombre de la marca de sombreros de la diseñadora de vestuario y estilista argentina, Florencia Tellado, quien se ha dedicado a experimentar y crear un concepto único en cuanto a la creación de estos accesorios. Con trabajos publicados en revistas como Catalogue, DMAG, Harper’s Bazaar y Vogue Turquía, e incluso usados por la presidenta de ese país, Cristina Fernández, Florencia también ha sabido mezclar su pasión por el arte y el diseño con el área de la publicidad, ya que también ha trabajado en el estilismo de varios comerciales,y cuenta con su propia tienda de ropa.
Diversos materiales y un acabado trabajo en cuanto a siluetas de horma es lo que caracteriza a los sombreros hechos a mano de esta diseñadora, educada en la Universidad de Palermo, cuyo sombreros están pensados como extensión del cuerpo y cuyas líneas siempre presentan un toque de exageración, dinamismo y teatralidad.
-¿Cómo defines tu relación con el arte y el diseño de vestuario, y qué fue lo que te inspiró de para dedicarte a crear sombreros?
-Lo que más me inspira es la posibilidad de crear un objeto que además de cumplir la función de cubrir la cabeza, sea una pieza especial que llame la atención, y que por ser un objeto tridimensional pueda apoyarse en diferentes puntos de la misma cabeza, permitiendo muchas formas de interpretación. Mi relación con el arte y el diseño de vestuario es tan constante que se ha transformado en una forma de vida que disfruto cada día más.
-Cuéntanos sobre el uso de materiales, ¿cuáles son tus clásicos y cuáles son los más experimentales?
-Los sombreros más clásicos son los de fieltro para invierno y los de rafia para el verano. A la hora de experimentar he llegado a hacer sombreros con césped sintético, plástico y hasta alfombras.
-Dices que tu proceso creativo tiene bastante de improvisación y muy poco de estructuración, pero ¿qué es lo que gatilla el comienzo?
-El tema es que nunca hay un “comienzo”, porque la creación es permanente. En lo personal me cuesta sentarme a diseñar porque las ideas más brillantes se me ocurren en los momentos menos esperados. Cuando hablo de improvisación es justamente porque muchas veces parto de una idea preliminar y termino en cualquier otro destino.
-¿Quiénes son tus referentes en cuanto al diseño de sombreros? En varias entrevistas hemos visto el nombre de las sombrereras Hilda Juárez y Laura Noetinger…
-Con Hilda Juárez di mis primeros pasos en el oficio, pero mi referente nacional es Laura Noetinger, mi gran maestra y amiga. Mis referentes internacionales son Stephen Jones y Noel Stewart, con quien tuve el honor de trabajar todo el verano pasado en Londres.
-Sobre El Vestidor, tu tienda de ropas que se arriendan, ¿cómo le va a este negocio en Argentina y qué tipo de prendas podemos encontrar?
-El Vestidor es una tienda de alquiler de vestuario donde se pueden encontrar las prendas más inesperadas e inclusive mis sombreros, y eso hace que la gente siempre llegue buscando algo distinto y que sean infinitas las posibilidades de combinación. Al Vestidor le va bien porque tenemos lo que a muchos les gustaría haber conservado como tesoros en sus guardarropas.
-En cuanto a tu trabajo con marcas y comerciales, ¿cuál ha sido tu campaña favorita y por qué?
-Mi campaña favorita fue una de BACARDI con el director Jake Scott (hijo de Ridley Scott) y que se filmó durante un mes en Uruguay, recreado los años bélicos de Cuba en 1900, cuando luchaban contra el ejercito español por su independencia. Además tuve la oportunidad de trabajar junto a otros grandes directores de cine como Tony Kaye (American History X), Peter Berg (Friday Night Lights) y Antony Mandler, quien es realizador de los videos de Rihanna.
-¿Y respecto a los sombreros? ¿cuál ha sido tu favorito?
-No tengo sólo un favorito, todos tienen su historia que los hace atractivos y muy diferentes entre si. De hecho, mi favorito siempre es el último y deja de serlo cuando hago un nuevo.
-¿Cómo ves el área del diseño de sombreros para Latinoamérica? ¿Por qué nos cuesta tanto pensar en este accesorio como parte de nuestro atuendo?
-No es que cueste pensarlo, sino que es una falta de costumbre. En parte son sociedades un poco más prejuiciosas en las que caminar con un sombrero puede resultar un imán a todas las miradas en la calle y no es algo fácil de transitar. De todas maneras, en los últimos años he notado una mayor aceptación y muchas ganas de empezar a adoptarlos como ítems indispensables en nuestros guardarropas.