Conocer a algún prospecto amoroso en el área de trabajo no es difícil, pero convertirse en partner intelectual y amoroso de alguien va mucho más allá. Separar o no separar las cosas, esa es la cuestión y estas parejas demuestran que a veces es mejor no preguntar.
Por Andrea Martínez Maugard
Dicen que al trabajar juntos en plena era de oro de la Haute Couture, Christian Dior y Pierre Balmain se enamoraron. Sabemos que fueron cercanos al conocerse como aprendices de Lucien Lelong -quien todavía no obtiene todo el reconocimiento que merece por su labor durante la II Guerra Mundial-, que se mantuvieron trabajando en la casa hasta 1945 y que casi abren una propia juntos. Rumores o no, enamorarse de un compañero de trabajo puede ser algo totalmente posible y proyectarse con la persona dentro de una profesión, también. Sin embargo, ¿qué pasa cuando el trabajo en conjunto viene después del amor? Eso lo hemos visto a través de la historia con varios ejemplos.
PIERRE BERGE & YVES SAINT LAURENT
Quizás la pareja emblemática de la moda por excelencia, con todos los excesos y problemas que eso pueda incluir. Lo vimos todo a través de las dos películas sobre la vida del icónico diseñador: peleas, reconciliaciones, cartas plasmadas en el libro Letters to Yves by Pierre e incluso documentales como L’Amour Fou (2010). Todo se inició cuando el francés nacido en Argelia -diagnosticado como maníaco – depresivo-, sufrió un colapso nervioso luego de tener que dejar su rol de Director Creativo en Dior para cumplir con su servicio militar; a los 21 años se había convertido en el couturier más joven de la historia. Luego que lo enviaran a un hospital y se diera cuenta que ya había sido reemplazado en la casa de moda, llegó Bergé a proponerle un futuro que destacara su talento y juntos se embarcaron en la aventura conocida como la maison Yves Saint Laurent por décadas, transformándola en una de las más importantes de todas. El amor pasa pero la compañía y lealtad prevalecen, manteniéndose juntos hasta la muerte de Yves en 2008.
OSSIE CLARK & CELIA BIRTWELL
Encantado por los diseños de Pierre Cardin y recién graduado de Arte, el británico Ossie Clark conocería a Celia Birtwell en 1960, formando una intensa amistad. Aunque seguiría el camino académico con un postgrado en The Royal College of Art antes de lanzar su marca, para 1969 ya estaban casados y tenían un hijo, mientras dentro de la marca que llevó el nombre del diseñador, las constantes colaboraciones con estampados de Birtwell y el desarrollo de un estilo bohemio que calzaba con múltiples siluetas rendía frutos. Sin embargo, la diseñadora se aburriría de las aventuras amorosas de su marido con otros hombres, disolviendo el matrimonio pero quedándose cercana a Clark, capturados a través del trabajo de su amigo, el icónico David Hockney. Luego de 22 años, la tragedia llamó a su puerta: el creativo sería asesinado por un ex amante, opacando el destino que lo había llevado a renacer en los años ‘90. Pero Celia se convertiría en una aliada de su herencia y compartiría sus memorias en libros, entrevistas y hasta colaboraciones junto a TopShop.
RICK OWENS & MICHÈLE LAMY
Si el neo punk fuera amor, definitivamente se vestiría de Rick Owens. El norteamericano comenzó colaborando con vestuario para películas hacia fines de los años ‘80 -incluyendo la muy de culto Tank Girl-, hasta llegar a convertirse en diseñador de la marca de la francesa asentada en Los Ángeles, Michèle Lamy, Lamy. Con esto llegaría el amor: la dupla se acercaría de manera romántica, intercambiando votos en 2006 y finalmente estableciéndose en París. Además de un sello característico, un futurismo distópico y mucho cuero, Owens y Lamy se convirtieron en sí mismos en una de las duplas con más estilo, siendo fotografiados/entrevistados y constantemente destacados por los medios.
VALENTINO GARAVANI & GIANCARLO GIAMMETTI
Uno de los momentos más emotivos del documental Valentino: The Last Emperor (2008) muestra al diseñador italiano homenajeando públicamente a su eterna pareja, quien recibe el clamor con lágrimas en sus ojos. Con ese raro reconocimiento -a lo largo del documental se ve una relación consolidada pero complicada en cuanto a caracteres-, uno de los últimos genios originales de la Alta Costura, Valentino Garavani, incorpora lo que ha sido su increíble relación desde que lanzó su casa junto a Giancarlo Giammetti, el Pierre Bergé de la moda italiana. Se conocieron jovencísimos en un café romano y nunca más se separaron, adoptando negocios, perros, casas y amigos a lo largo de varias décadas. Juntos aparecieron en El diablo viste a la moda, en el libro Private y en las polaroids de Warhol. Un verdadero triunfo del hasta que la muerte los separe.
DOMENICO DOLCE & STEFANO GABBANA
Comenzaron como amantes, al conocerse trabajando como asistentes en un atelier milanés. Al más puro estilo de los rumores entre Dior y Balmain, Domenico Dolce y Stefano Gabbana si lograron concretar la colaboración entre ellos a través de una marca y una relación amorosa que se extendió hasta 2001, cuando decidieron ponerle fin. Pese a todo, continuaron con su amor por la moda y siguieron diseñando para la casa que lleva sus apellidos, una que se ha visto inmersa en una serie de polémicas y mala publicidad desde hace varios años. Aunque la decadencia se ampare en ella, Dolce & Gabbana fue en algún minuto un verdadero matiz de pasión e identidad italiana, especialmente el de una mujer segura de sí misma que sabe que es deseada, tal como señalan sus creadores. Y con ello pudieron vestir a Madonna, tener a Monica Bellucci como rostro y hasta consagrar sus campañas en video bajo la estela de clásicos de Fellini o el soundtrack de Mina Mazzini.
ISABEL & RUBÉN TOLEDO
De las pocas parejas de la moda que llevan el mismo apellido, Isabel y Rubén Toledo formaron un sólido nombre al coronarse como parte de la moda neoyorquina en la década de los ‘90. Se conocieron en la secundaria y vieron que ambos compartían no solo una pasión por la moda sino también orígenes cubanos. Mientras Rubén diseñaba estampados e ilustraciones, Isabel confeccionaba y cortaba telas, llegando a destacar como parte de Fiorucci en los ‘80 o dueña de la escena neoyorquina de esa década. La diseñadora se convirtió en símbolo de una nueva camada reconocida por colegas como Marc Jacobs y hasta lanzó una colaboración junto a MAC. Toledo Studio -como se llamaba su firma colaborativa-, recibió varios reconocimientos y hasta antes de su muerte en 2019, Isabel vistió a Michelle Obama, incluyendo el look que llevó para la inauguración del Gobierno de Barack Obama en 2009.
PROENZA SCHOULER
La última gran pareja de la moda está formada por Jack McCollough y Lazaro Hernandez, quienes se conocieron en Parsons e idearon su colección final para graduarse en 2003, antes de formar su marca. Para el año 2007, la dupla conocida como Proenza Schouler -formada por los apellidos de soltera de cada una de sus madres-, ya era reconocida por el CFDA bajo el premio Womenswear Designer of the Year y lo seguiría siendo en otras ocasiones, incorporando un estilo clásico de it girl citadina y neoyorquina a sus registros. Juntos conquistaron la escena y hasta hoy se mantienen como uno de los pocos ejemplos donde la moda y el amor prevalecen a través de los años.