(Aunque estén más de moda que nunca)
1. Patas con diseños.
Siempre me han encantado los leggins y las pantys con diseños. Me fascina como se ven, por ejemplo, con una mini negra y botas. A los que les gustan les paso el dato: en la tienda Endora, en Vitacura, suelen tener algunos con diseños lindos-lindos. Pero nunca jamás los usaré. No desde que, cuando tenía 15 años, mi hermano me dijo que tenía “piernas de Maradona”. Osea: cortas, algo musculosas y con pantorrillas enormes. Ya voy para los 40 y créanme que la situación no ha mejorado.
2. Una mini.
Prefiero mostrar el ombligo antes que las rodillas. ¿Razones? Las mismas del punto 1. Pese a mis dos embarazos, mi guata todavía salva con honor. Las piernas, en cambio, siguen tan fatales como siempre.
3. Shorts.
No son compatibles con la figura de pera ni con mi edad. La última vez que usé unos tenía 12 años. Eso fue antes del comentario tan amable de mi hermano, a quien aprecio mucho pese a este desliz suyo.
4. La tenida que las expertas en moda recomiendan para la mujer “que trabaja”.
Léase: falda tubo, chaqueta de buen calce, cartera “fina”, cinturón con hebillas notorias, pañuelos o foulards para completar el look, perfectamente combinado con el pelo alisado y teñido rubio. ¿Para qué, digo yo, ese afán de clonar el look Bolocco? No es que encuentre que este tipo de ropa se vea mal, de hecho creo que puede verse muy armónico, pero me carga esa falta de originalidad. Además que es echarse años encima. Justo lo que yo, que estoy con la crisis de los 40 (me faltan dos meses!) no necesito.