Lo que el viento se llevó se transformó en una de esas películas que sin importar el año, casi todos conocen. Una épica historia de amor en medio de un conflicto en la Guerra de Secesión norteamericana, con una mujer de fuerte carácter interpretada por Vivien Leigh enamorándose de Rhett Butler, el personaje de Clark Gable. El esplendor de los trajes, el glamour de las fiestas y vestidos, todo encandiló a muchas personas, entre ellas al entonces editor de Vogue, André Leon Talley. Fue él quien en 1996 decidió publicar en Vanity Fair una editorial inspirada en la historia pero con un vuelco: los protagonistas serían modelos afroamericanos y los trabajadores, diseñadores famoso. Así, Naomi Campbell fue Scarlet y John Galliano, Ferré y Blahnik algunos de los empleados, todos fotografiados por Karl Lagerfeld.
Las imágenes que nos inspiran siguen apareciendo ligadas al pasado. Una de ellas tiene a la indiscutiblemente icónica Marianne Faithfull -de quien se prepara una biopic con Lucy Boynton-, cantando en un escenario con un minivestido de lúrex y zapatos plateados. El estilo que ha dado la vuelta al mundo en la era de Internet pertenece a una de esas diseñadoras cuyo nombre no es muy reconocido, pero su estilo sí: Rosalind Yehuda.
El enterito es Quina, los zapatos Maldita Vita (zapatería argentina) y la cartera es merchandising oficial de Marilyn Monroe.
“Si seguimos con nuestros malos hábitos, para el 2050 tendremos las misma cantidad de peces y plástico en el océano”, nos cuenta la diseñadora industrial Caro Piña (31), quien desde hace un tiempo trabaja en darle una segunda oportunidad a este material. A través de su marca sustentable de accesorios @pinazerowaste, busca generar una doble protesta, primero por nuestro consumismo,