La danza, desde que existe como tal, ha utilizado un cierto tipo de vestimenta basada en la comodidad y en el ajuste a la actividad física, que con el tiempo, ha terminado identificando ciertos tipos de baile con el vestuario icónico. Un ejemplo claro de esto son los tutús en el ballet, o los leotardos en la danza moderna. Sin embargo, el mundo de la danza ha mantenido una relación más cercana con el mundo de la moda, que va más allá del mero uso del vestuario a la hora de bailar. Desde el pasado septiembre, y hasta enero del 2015, el Museo del Fashion Institute of Technology, MFIT, está presentando una muestra que habla particularmente de esta relación. Leer Más
Colaboración por Isaías Delgado desde México
Annie Van Rickley es modelo, tiene 20 años, mide 1,78 metros y ha desfilado para marcas como Rolando Santana, Charlotte Ronson, Libertine y Alina German. Recientemente fue escogida para la portada del especial de Navidad y compras de la revista Nylon en español y ha sido nombrada por la revista norteamericana Designer Loft como el “rostro de la Alta Costura del futuro”, comparándola con Linda Evangelista. Solo este 2014 desfiló para las dos ediciones de New York Fashion Feek, y entre septiembre y noviembre de este año también para las campañas de verano de Michael Costello y Carolina Herrera. Camaleónica por donde se la mire, sus rasgos la pueden hacer lucir de ascendencia asiática u occidental, mediante un estilo moderno y futurista que se refleja tanto en los colores de su cabello como en las actitudes de sus poses y catwalks. Leer Más
la polera, la falda, la chaqueta y los zapatos los compré en una feria libre y en la calle Bandera. Escucho Wanda Jackson, me gusta la película Babel, no uso perfume y estoy leyendo El regreso del gángster de Virgil Gheorghiu.
La longevidad de la carrera de un diseñador en una casa de moda, nunca está asegurada. Cada vez rotan más rápido los puestos y la amenaza de las ventas y el poder económico está a cargo de la aprobación del trabajo de cualquiera. Pero alguna vez, la tradición y valoración de los creativos podía más que cualquier cosa, y eso lo experimentó el fallecido diseñador Gerard Pipart en Nina Ricci; quien por más de treinta años se mantuvo como su Couturier.