Por m-columnista, Corresponsal desde New York
No nos vayamos con cosas pequeñas, no estoy hablando de una bufanda roja o de esa polera veraniega. Digo VESTIRSE DE ROJO . A todo pulmón.
Según un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, un vestido rojo puede hacer que un hombre encuentre a una mujer más atractiva. El análisis de la Universidad de Rochester, Estados Unidos, agrega que incluso esto los impulsaría a ser más generosos y atentos.
La sabiduría televisiva y cinéfila nos da varios ejemplos. La primera vez que Julia Roberts se va a comprar un vestido en Mujer Bonita, se compra uno negro; la segunda, para ir a la opera, se viste de rojo. Y todos sabemos que al final Richard Gere no se resiste. La mismísima “chica de rojo” es recordada por su carmín y volátil vestido, versión ochentera de la pionera Marilyn sobre la rejilla del metro (en aquella oportunidad de blanco).
Yendo a la filosofía popular, mi madre siempre dice que hay mujeres que se visten para que otras mujeres las vean, mientras otras buscan que los hombres las miren. Ni les digo de cuales era yo porque esto no es terapia de grupo.
Ahora pues, entonces, cambio mi pregunta. ¿Quieres que te miren? No parece tan mala idea. Al menos algunos días. Por eso debe ser que hay quienes creen que hay que cambiar (o complementar) ese multiuso vestido negro con un inolvidable (y lamentablemente, a mi parecer, irrepetible) vestido rojo.
Acá les presento a un pequeño chorreo de famosas cuyos vestidos fueron más o menos criticados, pero varias veces comentados. Mi conclusión es que todo debe hacerse en su justa medida. El vestido rojo llevado con elegancia me parece top, pero el vestido rojo con el tonto escote, puede ser como un abuso ¿no?