La primera mitad del siglo XX estuvo marcada por el trabajo de uno de los diseñadores más importantes de la historia, Paul Poiret. Mientras los lookbooks o editoriales de revistas aun no se comenzaban a gestar a través de la fotografía, si lo hacía la ilustración de moda, herramienta que Poiret tomó como base para mostrar sus creaciones de alta costura parisina. Dentro de los ilustradores más famosos que trabajaron a su lado, se encuentra un nombre que además trabajó para Harper’s Bazaar y creó piezas art decó de gran importancia: Georges Barbier.
La leyenda cuenta que Barbier fue contactado por el creador de la casa de joyas Cartier, Louis Cartier, para que confeccionara una invitación a una fiesta en 1914. El dibujo mostraba una mujer sosteniendo un largo collar, y a sus pies, una pantera descansaba. En ese mismo año, Cartier decidió que la pantera que encargó como dibujo a Barbier se convertiría en el símbolo y marca registrada de esta marca de lujo. Barbier, cuyo estilo de ilustración se centra en el art decó, colaboró además ilustrando las portadas de la revista Harper’s Bazaar desde 1910, y fue muy cercano a otro ilustrador legendario: Erté. Juntos, incluso diseñaron parte del vestuario para shows del famoso cabaret parisino Folies Bergère en 1923, y su cercanía con la bohemia de la edad de oro aparece como parte de su inspiración en ilustraciones.
El alguna vez estudiante de Bellas Artes de París también mantuvo otras famosas colaboraciones como parte de su curriculum: ilustró portadas para libros de Baudelaire y a menudo plasmaba obras de ballet como Shéhérazade de Nijinski. Además, trabajó dibujando la publicidad de Cartier durante los años ’20, de Renault y también Elizabeth Arden. También colaboró ilustrando las tendencias para el Journal des Dames et des Modes en 1912, donde comenzó a dibujar al estilo de diseñador de moda. Por supuesto, Barbier también colaboró con Vogue y varias otras publicaciones. Su legado aun se extiende, y junto a sus contemporáneos Georges Lepape, Paul Iribe y Bernard Boutet de Monvel fueron apodados “Los caballeros del brazalete”, como referencia a su estilo dandy y gustos por lo refinado, algo que sobresale ampliamente en el estilo de sus trabajos.