Es uno de esos casos curiosos en el que un hombre completamente feo conquista a la chica más linda del baile. Quizás haya sido su magnetismo personal, su talento o simplemente su manera de ver el mundo lo que hizo que Jane Birkin, una de las jóvenes promesas del cine sesentero, viera al otro lado del salón ese día en Paris y supiera que a partir de esa noche, impregnada de whiskey y bailes hasta la mañana, nunca más se separaría de ese hombre. Por lo menos hasta bien entrados los ’70.
Serge Gainsbourg forma parte de un puñado de artistas, cantantes o actores que podrían definirse como icónicos. En su Francia natal está a la altura de cualquier otro grande de la Historia, a pesar de su comportamiento atípico que lo llevó a cantar sobre sexo más que de amor y a trabajar no sólo con a la Birkin, sino con Brigitte Bardot, France Gall, Sylvie Vartan, Francoise Hardy, Anna Karina…. Y con varias mantuvo más de alguna platónica relación.
Mientras tanto, la dulce Jane venía de aparecer en una taquillera cinta sobre moda, fotografía y asesinatos: Blow Up. Este clásico de Michelangelo Antonioni le permitió recorrer Europa y ser fotografiada en varias revistas de moda, hasta que se encontró con su media naranja y el viaje musical de ambos se inició. Jane y Serge editaron varios discos, con canciones que ruborizaron a más de alguno como “69 annee erotique”, “Ballade de Melody Nelson” o la ya archiconocida “Je t’aime moi non plus”, que luego fue reversionada por Chan Marshall junto a la modelo Karen Elson para el disco tributo al duo. Y luego de formar una familia en compañía de Charlotte, la hija de ambos, y las fotografías en fiestas, premiaciones, Cannes, revistas y demases no se dejaron esperar. Se convirtieron en el duo por excelencia. Eso hasta que un día se acabó el amor, como en cualquier relación, y Jane se enamoró de otro hombre, dejando a Gainsbourg devastado.
Cuando el cantante murió de un ataque cardíaco en 1991, dejó un legado notable de discos y amor por Birkin. De hecho, uno de los mejor catalogados en la carrera de la inglesa es “Baby alone in Babylone” (1983), que curiosamente Serge le escribió enteramente a su ex luego de la separación, con toda la melancolía y nostalgia de una pareja que mantiene su vínculo más allá de la muerte.