“Me veo tan pálida, mejor me pellizco las mejillas para verme más sanita, no mejor me pongo un poco de rush como lo hace mi abuelita y me lo aplico con las mano… o si mejor me pongo el colorete con una brocha y la apretó en la punta y lo muevo sobre mis mejillas para verme como Jem and The Hologrms o como Las Misfits”
La gracia del rubor o blush -para los más siúticos- es que nos ayuda a dar un toque extra al make up, la idea de este producto es poder “dar un poco de más vida” al rostro esto, lógicamente, en función del colorido que se haya utilizado en el maquillaje. Básicamente el rubor debe definir la estructura facial mediante el uso de un color determinado, añadiendo belleza al rostro – para no abusar del rubor es preferible aplicarlo después de haberte maquillado los ojos y antes de los labios, pero también puede aplicarse al final, es una cosa de gustos o técnicas, pero debe hacerse en algún momento-.
Uno de los principales “crímenes” que se cometen con este producto es poner más de la cuenta o usar un color muy fuerte –ahí es donde se creen JEM y mientras más se note es mejor…uuuf!! o aplicarlo por varias partes de la cara como: las mejillas, el mentón, la punta de la nariz, la frente ¡el rubor es sólo para las mejillas para las demás partes existen otros productos!-. El rubor tiene que complementar el tomo de la piel no el del labial o brillo que se utilice. Con el rubor se puede ayudar a “perfilar” o “esculpir” el rostro, dar más ángulos y atraer la atención a ciertos puntos de la cara –para conseguir esto, se debe ser bien habilidoso para que el resultado sea lo más natural posible-.
En el mercado se pueden encontrar varias presentaciones: crema, polvo, gel y líquido. El más utilizado es el polvo; ya que da un toque de naturalidad y es mucho más fácil de usar sobre el rostro. Este tipo de rubor lo puedes aplicar utilizando una brocha o pincel para rubor de pelo. Hay dos tipos: angular y normal –traten de usar cualquiera de los dos ya que deja un resultado mucho más prolijo y dejara menos “manchas” sobre el rostro-. Antes de comenzar a aplicarlo, una vez que has cargado el pincel con rubor, sacúdelo al aire para eliminar el exceso, no lo soples porque puedes escupir la brocha sin querer y esto manchara tu piel. El tamaño del pincel para aplicar el rubor debe de ser proporcional al tamaño del rostro. Si tu rostro es pequeño no uses un pincel grande –sino terminaras como un payaso del Cirque du Soleil o como alguna de las actrices de teleseries 80’s-. El blush en crema se aplica con los dedos o con una esponja.
Una de las formas más simples y fáciles de aplicar rubor es sonreír y en el punto más sobresaliente del pómulo aplicar con movimientos rotativos, luego dejar de sonreír y extender la brocha en dirección a las sienes u orejas (sin llegar a ellas); esto debe hacerse de manera suave para poder “dosificar” la cantidad e intensidad del color escogido, pero puede repetirse si no te aplicaste suficiente.
Es cierto que esta temporada el rubor se ha usado en las pasarelas de las formas más “vistosas” posibles, pero recuerda; es un show! Dicen por ahí que menos es más o no?.