Corea del Norte es uno de los países más aislados del mundo, algunos incluso lo llaman el Reino Ermitaño. Esto inspiró a Jacob Åström, Tor RaudenKällstigen y Jakob Ohlsson, Suecos, que después de mucha perseverancia lograron fabricar 1100 jeans en una nación en la que el contacto con el extranjero se limita a lo explícitamente necesario.
Corea del Norte maneja severas restricciones en la entrada o salida del país. La prensa es controlada por el Estado y organizaciones de masas, y la ideología Juche, que consiste en no depender de los demás, es la oficial del gobierno. Se le acusa de ser una nación que no respeta los derechos humanos, adjudicándoles como por ejemplo el empleo de la tortura, la aplicación de la pena de muerte, la detención y el encarcelamiento arbitrarios, la privación del alimento, las condiciones de reclusión inhumanas y la supresión prácticamente total de las libertades fundamentales, incluidas las de expresión y circulación.
Basados en la creencia de que cualquier tipo de contacto foráneo e influencia que puede recibir una nación tan aislada puede finalmente ser sólo algo positivo estos chicos suecos se preguntaron ¿Podemos aprender más de ellos?, ¿Podemos llegar a conocer a los coreanos? Y lo más complicado de todo, ¿Cómo hacerlo?.
Trabajando en su tiempo libre, durante las tardes y fines de semana, sin paga alguna nace Noko Jeans con un simple email enviado a Corea del Norte en Julio del 2007. Estaban llenos de entusiasmo, pero creían que Noko Jeans terminaría antes de empezar y que jamás ese email obtendría respuesta. Pero no fue así y luego de un año de reuniones fueron admitidos en el país siendo invitados oficiales del estado. Después de diez días de conversaciones se bajaron una botella de vodka sueco y hubo acuerdo, habrían 1100 jeans que serían producidos el 2009.
Establecieron un código de conducta (la empresa que produjo los jeans nunca había escuchado antes algo sobre un código de conducta) que dejaba en claro el número de horas que las operarias debían trabajar como máximo, el trato hacia el trabajador, etc. No sólo utilizaron este código de conducta si no que también estuvieron 10 días en la fábrica en Pyongyang (Capital de Corea del Norte) controlando ellos mismos que se cumpliera.
Hacer jeans en esta historia pasa a un segundo plano, el producto podría haber sido cualquier cosa, más bien es el hecho de intentar hacer algo, el mostrar una forma de trabajo que muestra interés y respeto por las condiciones laborales, que humaniza, y las ganas de saber de ellos, de conocer a un país del que con suerte sólo recibimos rumores, nunca escuchamos ni vemos noticias sobre Corea del Norte, tampoco es un destino atractivo para ir de vacaciones, no sabemos nada de ellos y estos Suecos quieren llegar a la gente usando la moda como herramienta para crear un interés en las personas y formar conciencia de que hay un país del que no sabemos nada y que ahí hay cosas importantes sucediendo y personas igual que nosotros de las cuales hoy estos Suecos impresionados pueden decir que incluso tienen verdaderos amigos.
Los jeans se pusieron a la venta en una tienda que fue al poquísimo tiempo cerrada porque en el centro comercial en el que estaba decidieron no querer estar relacionados con un producto o marca que tenía una intención política. Por ahora se venden online, a 150 euros (unos 100.000 pesos chilenos) y existen sólo dos modelos, uno para mujer y uno para hombre que son bastante simples, sólo en negro, pero que cada detalle en cuanto a diseño no fue decidido al azar, la forma del botón, las costuras, la posición y forma de los pasadores, todo tiene que ver con la experiencia que han tenido al conocer más a fondo la realidad de Corea del Norte, un país donde en las noches no hay luces y donde el cielo brilla más que en cualquier otra parte del mundo, esto le dio nombre a esta primera experiencia de Noko Jeans que llamaron Maneuvers in the dark (Maniobras en la oscuridad).
Estos suecos se la jugaron por una experiencia, que para muchos no vale la pena porque comprar un Noko Jeans significaría apoyar al injusto comercio de un país que no respeta a sus ciudadanos. Por otro lado esta experiencia cuenta una historia y hace pensar al mundo sobre Corea del Norte y que está pasando allí. Esto se transmite porque está historia no sólo existe si no que Noko Jeans la sitúa como el lujo del producto que ofrecen contándola en sus etiquetas, en su página web, en su tienda próxima a abrir que instalan como un museo donde esta historia es la protagonista.