Leí que la lana de Yak estaba haciendo furor en las casas de moda parisinas y quedé plop porque nunca había escuchado si quiera la palabra Yak. Entonces busqué y resulta que el Yak es un bóvido (mamíferos que se apoyan y caminan con el extremo de los dedos, o desciende de un animal que lo hacía) de gran tamaño y pelaje lanoso nativo de las montañas de Asia Central y el Himalaya, donde se encuentra tanto en estado salvaje como doméstico.
La lana de Yak se presenta como una buena opción para China, ya que tienen un exceso de pastoreo debido al exceso de producción que está convirtiendo las praderas en un desierto, por lo que usar lana de este lado del mundo, sacada de su gran población de Yaks, ayuda al pastoreo excesivo. Además permite la posibilidad de convertirlo en una tradición, lo que abre la esperanza de mejorar la calidad de vida para los pastores nómadas de Yak, quienes están entre los habitantes más pobres de China, y que muchas veces se ven obligados a abandonar su estilo de vida mudándose a ciudades.
Hoy la lana de Yak se plantea como una alternativa a la cachemira, muy bien lo saben los chicos de Norlha quienes desarrollan productos con esta lana involucrándose en todo el proceso desde el esquilado hasta el tejido. Las prendas elaboradas con este tejido, están siendo cada vez más valoradas, ya que es una tela que se caracteriza por su extrema suavidad, su resistencia y por ser más calientita que la lana merino. Por sus increíbles características se imaginaran el valor de una prenda hecha con esta fibra, además debemos considerar que para lograr 2 kilos de material se necesita el trabajo de un mes de una de las mujeres que hilan desde una base de 300 kilos de materia prima lo que equivale a tan sólo 2 chales.
Todas las imágenes pertecenen a las colecciones de Norlha, los dejamos con algunas más para que vean muy bien la tela que pretende posicionarse como la nueva cachemira y como una gran posibilidad de ayuda para la desertificación.
