A fines del siglo XIX, el art nouveau sacudió la escena artística, exaltando sobre todo un nuevo estilo en la joyería. René Lalique se encargó de fabricar las piezas más originales y extraordinarias de todas, consagrando entre ellas una pequeña pulsera con forma de libélula, un insecto que marcó presencia entre los franceses al aparecer constantemente en la poesía japonesa, traducida por aquella época. Aunque otros también señalan la unión entre las libélulas y la figuras femenina a través de la metamorfosis, proceso que que en la mujer podría equivaler a la pubertad y a su transformación de adolescente a mujer. Más allá de los significados, la libélula ha comenzado a aparecer con fuerza como parte de un nuevo tipo de estampados, en ropa de diseñadores y también en accesorios, empujando a otros consagrados como búhos y renos fuera de la escena.
El año 2008, la marca Miu Miu sorprendió a todos con una colección de vestidos de falda ancha y cuellos sobrepuestos, con estampados a o arlequín. Sin embargo, los detalles que mostró la colección de verano se llevaron las preferencias de muchas: sandalias y largas botas con aplicaciones de libélulas, e incluso carteras de mano con dichos insectos en pedrería. Para el 2009, Judith Leiber consagraba una vez más la presencia de dicha figura a través de sus famosas carteras de mano de brillantes, y por si fuera poco, Christian Lacroix lanzó su propia versión de zapatos con pedrería en forma de libélula.
El renacimiento de esta figura se formó a partir de su presencia en las pasarelas 2011, donde diseñadores Sanam Agha compusieron toda una colección en torno a la libélula para Karachi Fashion Week. Las tiendas de ropa vintage online como www.dorothyperkins.com se apuraron a poner disponible todos los vestidos con estampados de libélula que mantenían, y otros como www.asos.com y www.warehouse.co.uk, ya tienen sus versiones de mini vestidos y enteros. Pero la guinda de la torta la mantuvo la marca Alexander McQueen, que en su colección Resort 2013, incluyó trajes de pantalón y vestidos con la figura dorada de la libélula, consagrándola como un estampado que también puede alcanzar un nuevo nivel de lujo, tal como en su época de fama art nouveau.