Pasar de trabajar en una oficina con horario tradicional a dejarlo todo para dedicarse a una pasión, es un desafío que no todos asumen. En un mundo consumido por las obligaciones y el conformismo, uno que otro logra desligarse de ese estado para dar cuenta de una opción distinta, que alimente sus pasiones. Y en ese camino nos topamos con María Fernanda Carrasco, Periodista de profesión y hoy dedicada 100% a la fotografía de distintos estilos. Ya tiene a cuestas una exhibición con su proyecto “Retratos” en Santiago y sus intereses incluyen capturar momentos especiales como matrimonios. “Los protagonistas son los que están frente al lente y yo disfruto con capturar esos minutos, me esfuerzo por capturar un momento que en 20 años pueda evocar lo vivido ese día”, nos cuenta la porteña en esta entrevista a propósito de la temporada de matrimonios que ya se vive.
-El Periodismo, profesión que estudiaste y la Fotografía se relacionan de muchas maneras pero, ¿cuál fue tu conexión con esa disciplina? ¿Se dio mientras estudiabas?
De chica siempre grabé pequeños videos, pero la foto en particular comenzó a dar vueltas hace más de 12 años cuando me titulé de Periodista; me metí a un curso de Fotografía para aprender a usar una cámara Zenit que mis papás me regalaron. Las clases incluían aprender a revelar en blanco y negro y fue ahí donde conecté con esa sensación bien especial que es ver aparecer las fotos de la nada, quedarte por horas a oscuras donde estás solo la imagen y tú. También me gustaba vagar por horas por Valparaíso retratando lo que me llamara la atención, sumergirme en un estado muy silencioso de mirar y mirar hasta encontrar lo que quería fotografiar. Encuentro que en Valpo. es muy difícil tomar fotos porque todo está ultra registrado, sin embargo se convierte en un desafío muy motivador y creo que la ciudad también es un poco culpable de mis ganas por dedicarme a la fotografía; te exige cambiar de ángulo, a no acudir a lo típico y eso es muy estimulante.
-¿Cuál es el estilo que podría definir tu trabajo?
Es un estilo cercano a lo documental, el registro de ciertas escenas, de ciertos colores que veo y en lo que no me gusta intervenir. Al principio, ilusa, pensaba que eso era como estar cerca de la objetividad, de lo verosímil, sin embargo, con el tiempo me di cuenta que me gusta registrar bajo mi propia visión, que se note mi mirada particular. En mi caso, me gusta ser lo menos invasiva posible. Soy tímida y disfruto mucho el silencio y creo que eso juega a mi favor cuando, por ejemplo, retrato un matrimonio o realizo retratos de parejas, pues me gusta tomar fotos sin involucrarme demasiado con los retratados, respetar sus espacios, sus silencios, la complicidad familiar. Todo eso me parece tan bonito y me siento muy afortunada de estar ahí para ser testigo y dejar un recuerdo de ese momento.
-Cuando se trata de capturar los momentos importantes de otras personas, ¿cuál es tu acercamiento para registrar esos momentos?
Aunque no pretendo ser invisible en ningún momento, me gusta estar en el lugar, pero tratar de no estar dirigiendo la situación, de meterme lo menos posible. Siento que es algo tan íntimo que prefiero moverme yo, cambiar de lentes, agacharme, lo que sea, con tal de registrar lo que yo siento será un recuerdo bonito para ellos. Los protagonistas son los que están frente al lente y yo disfruto con capturar esos minutos, me esfuerzo por capturar un momento que en 20 años pueda evocar lo vivido ese día.
-¿Cómo es el proceso de capturar un matrimonio? ¿Cuáles son los detalles de los que te preocupas, por ejemplo?
Es intenso, requiere estar con todos los sentidos dispuestos en lo que está sucediendo porque pasan cosas todo el tiempo. Semanas previas a la ceremonia/fiesta me reúno con uno de los novios, generalmente la novia, para saber sus expectativas de las fotografías, lo que sí o sí quieren que sea retratado o algún detalle relevante. Siento que es fundamental conversar y conectar mi trabajo con ellas porque terminado el ajetreo matrimonial que incluye buscar lugar, el vestido, la comida, etc., finalmente es el álbum de fotos el que finalmente queda en casa.
Aunque me preocupo de los típicos detalles que deben ser fotografiados, me esmero por retratar también sensaciones y sentimientos que ese día es posible ver de manera muy nítida. Suena muy cliché y lo es, pero me gusta enfocarme en retratar la complicidad de las parejas, la alegría y emoción de sus cercanos y obviamente, la felicidad y locura de la fiesta.
-Antes de la Fotografía, tenías un trabajo de oficina más convencional, ¿cómo fue pasar de ese lugar a otro más independiente?
Fue una difícil decisión. Más que por mi, por mis cercanos que no entienden muy bien esto de dejar una pega muy buena y optar por los sube y baja que significa dedicarse a la Fotografía de manera freelance. Mientras trabajé en el servicio público, estudié Fotografía de manera paralela en varias partes y el penúltimo año tomé un diplomado anual de especialización en foto que finalmente me hizo ver que, aunque quería mucho mi trabajo, la fotografía me hacía feliz y quería ser feliz toda la semana.
-¿Quiénes han sido tus referentes a la hora de retratar a otros?
Soy fanática de los colores en la fotografía, de encontrar armonía y belleza sobre todo en lo quizás no lo es tanto. Por eso me gusta mucho la labor de fotógrafos como William Eggleston, Alec Soth y Stephen Shore. En cuanto al fotoperiodismo, el trabajo del chileno Tomás Munita es increíble y súper inspirador; otro de mis favoritos es Pete Souza, el fotógrafo personal de Barack Obama que ha realizado un registro muy delicado, con sentido del humor y de gran calidad del Presidente de EEUU.
-¿Cuáles han sido tus momentos favoritos hasta el momento para retratar?
Quizás por su carga emotiva las ceremonias de matrimonios son de mis momentos favoritos y también son de los más estresantes, pero me apasiona tomar fotos, sufro y transpiro como cualquier fotógrafa, pero me gusta esa conexión que se logra entre mi cámara y lo que se retrata, incluso si es una ceremonia institucional o un set de productos.
-Cuéntanos acerca de tu primera exposición Retratos. ¿Cuál fue tu intención tras ella y cómo se ha desarrollado tu fotografía desde ese hito?
Expuse en la Biblioteca de Santiago esta serie que se enfocó en la negación del retrato tradicional a las personas, que son siempre de frente mirando a la cámara; éste era un registro de personas de espaldas deambulando por Valparaíso. Fue mi primer acercamiento al retrato formalmente, pues antes de esa exposición mi trabajo fotográfico estaba más bien ligado a los objetos y a la calle. En mi opinión, mi fotografía ha evolucionado bastante después de esa exposición que hice el 2014, pues ahora lo que más realizo son retratos de personas, por lo que fue muy positivo y fue un impulso a seguir exponiendo mi trabajo a la mayor cantidad de personas posible.
-Si hablamos de fotografiar momentos especiales para alguien, ¿cuál sería la característica que te diferencia de otros fotógrafos?
Uhm, difícil pensar eso considerando la cantidad de fotógrafos que hay por todos lados, sin embargo lo primero que se me viene a la cabeza es mi personalidad. Siento que tengo una mirada particular, una mezcla entre este amor por los colores y una obsesión por registrar momentos especiales. No disparar por disparar, sino cuando me encuentro con lo que estaba buscando. Por otro lado, no sé bien como será el resto, pero me gusta desarrollar un trabajo riguroso y lo más profesional posible.
-Por último, dinos una canción, una película y un icono que te inspiren.
“Don’t stop me now” de Queen; “Ferris Bueller’s Day Off” de John Hughes; un icono, Carole King.
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