Desde niña Sophia Schneider tuvo una gran fascinación por las joyas. Se metía en el clóset de su mamá y salía llena de collares, pulseras y anillos. La colección de piedras que tenía su padre geólogo era otro de sus fetiches y se quedaba largo rato mirándola, mientras su papá le explicaba los nombres y características de cada piedra y mineral. Por lo mismo, para nadie fue sorpresa que dejara su carrera de periodista para dedicarse por completo a lo que era su pasión. Absolutamente convencida de que tener estudios formales en la materia le ayudarían a ofrecer a sus clientes un valor agregado difícil de encontrar en Chile, Sophia viajó hasta Nueva York para estudiar en el Geomological Insitute of America (GIA), la institución académica más importante del mundo en el área. Actualmente es una graduada Diamantóloga y sigue sus estudios para obtener el título de Geomóloga, lo que la convertiría en una de las personas más especializadas en piedras preciosas y joyería en nuestro país.
Las clases de Sophia son todo menos tradicionales. En vez de largas charlas expositivas, se la pasa en el laboratorio aprendiendo a diferencias los diamantes sintéticos de los reales y a evaluar su calidad de acuerdo a criterios como peso, color, pureza y corte. Su especialidad no se agota en los diamantes, pues también es experta en perlas y una amplia gama de piedras de colores, preciosas y semipreciosas. “Me siento una privilegiada porque estoy aprendiendo con los mejores, y ése es un gran paso para poder ofrecer productos de alta calidad a mi vuelta a Chile”, dice.
Respecto de la estética de su joyería, afirma: “Mi trabajo está enfocado en joyas de alta calidad, de sello clásico y elegante, pero con propuestas innovadoras. No solo me quedo en las típicas piedras que son los diamantes, rubíes, zafiros, esmeraldas o perlas, sino que también incorporo otro tipo de piedras semipreciosas, como topacios, amatistas y aguamarinas, entre otras”. En ese sentido, la personalización de la pieza de joyería es muy importante respecto de su manera de trabajar. “Me gusta resaltar la belleza de las personas, por eso, cuando se puede, es muy interesante conocer quién va a usar la joya, ya que así puedo enfocar el diseño de la pieza para destacar sus características”.
Si bien una pieza de joyería de este tipo puede estar fuera del presupuesto de varias personas, Sophia es optimista respecto a la recepción de su trabajo en el mercado chileno. “Las joyas son artículos usados desde los inicios de la humanidad, y esto solo ha ido en aumento durante la historia. La gente en Chile ha acrecentado su poder adquisitivo y está más exigente respecto a los productos que compra”, sostiene confiada. Además de su trabajo como joyera, Sophia también se dedica a emitir certificados de autenticidad: “Hay muchas personas que han adquirido joyas, pero no están seguras de las características y valor de sus piedras. Poder entregar un certificado profesional, respaldado por mis estudios en el GIA, es una tremenda tranquilidad para quienes quieren adquirir una joya”, complementa.
Sophia pretende volver a Chile en el corto plazo luego de terminar por completo sus estudios. “Quiero afianzar mi marca dentro de la más alta calidad, con clientes de largo plazo que confíen plenamente en mi servicio. Que mis productos sean percibidos dentro de lo que es el estilo clásico de la alta joyería, pero que entreguen un look renovado, desde una perspectiva de alguien más joven”, finaliza.