Con el avance de la tecnología no es de extrañar que ya hayan nacido influencers computarizadas. Hace un tiempo les presentamos a @noonoour pero antes fue Lil’ Miquela o Miquela Sousa quien apareció en nuestro blog, como la nueva estrella digital de la moda. Como un avatar creado por Brud, una start-up de “ingenieros, storytellers y soñadores” que se especializan en inteligencia artificial y robótica, se convirtió de pronto en alguien tan real como una socialité que pide sus outfits prestados a marcas.
En sus redes se presenta como una modelo barasileña-estadounidense de 19 años, amante del estilo callejero y posee varias prendas envidiables. Parte de su encanto es su discurso y propuesta, no tiene miedo a manifestarse en contra de Trump, apoyar a causas como Black Lives Matter o simplemente decir que está triste, algo que parece revolucionario en una red social en la que todo suele parecer perfecto.
A Miquela la siguen 1.3 millones de personas, sus posteos rondan los 90 mil me gusta y sus seguidores suelen comentarle las fotos como si la conocieran. Su cuenta de Instagram la ayudó a llegar a varias marcas como Prada, Outdoor Voices y Highsnobiety, que la contrataron para hacer contenido en su perfil.
Lil Miquela no es la única modelo CGI, también está Bermuda, su archi-enemiga (que apoya a la nueva derecha estadounidense), Lawko, su amigo, que también fue creado por Brud, y Shudu, diseñada por el ex-fotógrafo Cameron-James Wilson. Después de una década de trabajar en moda, Wilson contó a The Cut que estaba “desencantado con la industria” y que por eso creó a Shudu. “Ya no hay nada que realmente represente la realidad”, dijo.
¿Qué les parece esto, las nuevas influencers son, literalmente, una fantasía?