Revista Paula lleva 47 años acompañando a la mujer chilena, hablándole en un tono inteligente y analítico, mismo tono que ocupa Milena Vodanovic, su Directora, para referirse a los temas de esta entrevista. No vacila al contestar que en Chile no hay industria de la moda y que el futuro del diseño local no es promisorio si no hay apoyo estatal comprometido. Llegó a Paula en el año ‘94 escribiendo sobre SIDA, en una época donde aun era tabú tocar el tema. Luego de eso, la reclutaron como colaboradora, pasando al poco tiempo a estar contratada como periodista estable del equipo. No alcanzó a estar un año como periodista, cuando fue ascendida a Editora General, cargo que ocupó por nueve años, hasta que fue nombrada finalmente como la Directora de la que es una de las revistas femeninas más importantes de nuestro país. En esta conversación, Milena nos habla de Paula, de los desafíos de la revista, sus proyecciones y de su presente, al tiempo que hace un diagnóstico de la actual situación de la moda en nuestro país.
Foto de portada: © Viste La Calle.
Maquillaje: María José León para Dior.
Sobre todo en sus inicios, revista Paula fue considerada una revista asociada al feminismo, muy defensora de los derechos de las mujeres. Hoy por hoy, esa bandera de lucha parece estar instalada en muchos medios, tanto virtuales como impresos. ¿Qué es lo que diferencia a Paula hoy en día?
Yo creo que la línea editorial de Paula está en relación a lo que son las libertades individuales y el aplauso o validación de la diferencia. En eso, seguimos estando a la vanguardia en comparación con otros medios. Nosotros somos una revista que, efectivamente, en los años sesenta, le habló a la mujer que salía al mundo del trabajo, a la que tomaba la píldora, a la que comenzó a entender su sexualidad con libertad y más allá del matrimonio; Paula le hablaba a esa mujer y, en ese sentido, acompañó esos cambios. Esos cambios ya se instalaron y son hoy obvios, lo que no quiere decir que estén listos. Paula ha sido muy pionera en hablar de homosexualidad, de derechos de minorías sexuales, en hablar de abuso, de derechos de la infancia y lo hemos hecho mucho antes de que los temas estén en la agenda pública. Yo creo que la revista sigue teniendo una vanguardia con aquello.
¿Cómo hacen ustedes para mezclar los temas profundos que tratan con el contenido de moda, de manera de que no resulte una combinación inusual?
Yo creo que eso no es una contradicción. Es parte del pasado entenderlo así. Los seres humanos somos seres completamente diversos. Yo creo que los intereses de los lectores y las mujeres a que va dirigida Paula tienen esa diversidad y la sociedad es así de diversa también. Es un error pensar que la moda es una cosa anecdótica. En estos momentos en el MET hay una exposición sobre el punk en la moda, Alexander McQueen estuvo ahí también. Si uno ve la historia de la moda, lo que usamos, lo que nos ponemos y cómo lo usamos, tiene que ver con los grandes movimientos sociales, tiene que ver con los temas de mujer, con lo que se instala como validado o no por una sociedad. Tengo la sensación de que la moda, lo que comemos, cómo nos vestimos, son elementos culturales, entonces son parte del mapa general de una revista.
Sin embargo aún hay gente que mira la moda como una expresión cultural menor o como algo simplemente sin importancia…
Para mi hoy como Directora de la revista, la mayor amenaza no es tanto la gente que no entiende de moda, sino la gente que cree que entiende. Las mujeres que quieren ver en las páginas de moda algo que pueden ir a comprar mañana mismo y ponerse tal cual. Esas mujeres que miran y dicen: “qué loco ese peinado, yo no lo usaría”, “esta mujer es muy flaca” o “esta mujer es muy fea”, lo que constituye una visión tremendamente utilitaria de la moda. Es como pretender que en las páginas de cocina todo fuera un montón de recetas de cosas que yo puedo llegar a cocinar en la noche y no algo que me abra la imaginación en relación a como usar los ingredientes. Las páginas de moda de una revista tienen que tener, en parte, un sentido de la usabilidad, pero también tienen que ser estimulantes, tienen que ver con exaltar la imaginación. Las páginas de moda son para desplegar talentos creativos. Eso yo creo que se entiende poco. Otra cosa que yo creo que se entiende poco es el mundo del lujo, que es visto como un mundo de privilegios y de marcas. Yo creo que en este mercado hay un cuento muy interesante que no está completamente dicho, que es el artesanado que hay detrás de esas cosas de alto valor. O sea, cuando la casa Chanel invierte no sé cuantos millones de dólares en que dos bordadoras expertas, borden en cuatro meses un vestido a mano con artesanas que han heredado este oficio de una escuela que está en extinción, tu estás haciendo un aporte cultural tan relevante como mantener las bordadoras de Isla Negra o como impedir que la cerámica de Quinchamalí se extinga. En la industria del lujo está este componente de artesanado, de lo hecho a mano, de la nobleza, que es algo que no se rescata y que es un aspecto tremendamente relevante.
Paula pasó de ser una revista a plasmar su marca en otros productos, como ferias de moda y comida. ¿Qué buscaron con esa expansión?
Hicimos un insight que fue super interesante, en el que entendimos que nosotros no somos sólo una revista y que nuestro fuerte son ciertos contenidos que pueden ser entregados de muy diversas maneras: a través de una revista, en tu iPad, en tu iPhone o en vivo. Las ferias son una manera de entregar contenido en vivo. Partimos con Paula Gourmet, cuando dijimos “mira todos los datos que tenemos de cocina, deberíamos traer los datos de Melipilla, Paine, etc., de donde sea, a un solo lugar, para que la gente pueda tener la experiencia de probarlos”. Después vino Ropero Paula, que es un poco lo mismo. Es hacer una selección, con el ojo Paula, con nuestra mirada, que tiene una experiencia reconocida por nuestros lectores, de cosas que ellos mismos podrían querer palpar, ver, probarse, mirar en un solo lugar. Eso es una experiencia de aprendizaje, una experiencia de compra y es un despliegue de la marca, además. Como marca, nos ha ayudado mucho. La feria no es extremadamente rentable, pero con ella nosotros ponemos la marca en circulación y le damos contenido a nuestros lectores. La gracia de las ferias es que las hemos pensado en primera instancia no como un negocio, sino como una extensión de contenido para nuestro público.
¿Qué tanto de Milena Vodanovic tiene revista Paula?
No sé que tanto tenga de mi Paula, porque nosotros somos un equipo y hay gente que trabaja en la revista y que son los expertos. La Nina Mackenna es nuestra experta en moda, a todas luces. Hay un equipo de arte dirigido por Camila Berger, también están los productores que tienen bastante que decir al respecto. La editora, Rita Cox, en fin…Yo coordino un poco eso. Yo sí tengo ciertas preocupaciones en términos que la línea editorial de Paula se refleje en la moda, o sea que nosotros tengamos una moda diversa, transversal, que puedan haber cosas caras y baratas, que le demos espacio al diseño local, que seamos creativos. Yo quisiera que fuéramos mucho más creativos de los que somos, pero nos topamos con una serie de barreras de producción, de falta de talento, de falta de gente, de costos para poder hacer unas modas mucho más editoriales y más jugadas en el sentido profundo, que en las producciones de moda se puedan reflejar también temas país. Yo soy una convencida que la moda no es una frivolidad, que la moda es identidad, es cultura, es arte, que tiene cruces con muchas cosas. Esos cruces yo creo que estamos en deuda de hacerlos.
¿Cuál es la proyección de Paula hacia el futuro?
Uno tiene ganas de cosas, pero estamos insertos en una organización grande, que se mueve más lentamente. Nosotros somos sólo una de las marcas dentro de la estructura de marcas de Copesa, entonces para tomar decisiones hay que ordenar a todas las autoridades en relación a esto. Por otro lado, hay recursos comprometidos, pero yo creo que la revista tiene una capacidad de crecimiento enorme precisamente en lo que estábamos hablando respecto a las ferias y ese tipo de cosas. Uno mira, por ejemplo, lo que ha hecho Martha Stewart, lo que ha hecho Oprah, que son multimedia. O sea, nuestros contenidos podrían estar en múltiples plataformas. Soñamos con más ferias, tenemos un proyecto que no se ha podido echar a andar, que es una Casa Paula, donde hubiera un café, donde hubieran cursos, donde hubieran eventos. Hemos pensado en la marca de ropa Paula. En el fondo, si uno piensa que tu tienes -más que una revista- un público que te sigue, es cosa de mirar qué quiere ese público y qué le interesa, para pensar en que más le puedes dar.
¿Cuál es tu diagnóstico de la moda hoy en Chile?
No es un buen diagnóstico. Estamos mejor que hace diez años, indudablemente, porque hay un grupo creciente de jóvenes que no están pidiendo permiso y que van para adelante. Hay algunas escuelas de Diseño que están apoyando eso. Lo que está haciendo la UDLA me parece bien relevante, pero nosotros no tenemos industria de moda, entre otras cosas, porque no tenemos industria textil. Siento que lo que ha pasado en Chile, fundamentalmente, es que se ha convertido en una muy buena plataforma para la llegada de marcas internacionales, porque tenemos un mercado atractivo para los inversionistas, una democracia estable, seguridad y porque el retail, de cuya mano han llegado las marcas, tiene además su patita en otros países de Latinoamérica. Chile es un super buen punto de partida para el inversionista extranjero, que dice: “Me voy a Chile de la mano de Paulmann o de la mano de Falabella y desde ahí voy explorando otros mercados de Sudamérica”. Creo que lo ha pasado en Chile ha sido la explosión de la internalización del consumo, de la llegada de nuevas marcas y eso es bueno, porque hay un público que tienen más diversidad , que puede observar más cosas y que se está abriendo y que ya no está en una lógica de consumo por necesidad, por lo menos en Santiago. Hay un público cada vez más culto, más interesado. Hay una clase media emergente con poder de compra y muy dinámica, pero nuestra creatividad local yo creo que está super en pañales. Le falta impulso por parte de políticas públicas y también impulso universitario. Los diseñadores generan colecciones pequeñas que no logran romper la brecha de entrar a otros mercados. Hay algunas experiencias con Karyn Coo, por ejemplo, en el retail, pero son ínfimas, comparadas con el mercado brasileño, por ejemplo, o incluso con el peruano.
¿Hay alguno de los nuevos diseñadores que te llame la atención?
Me impresiona que pasan los años y los nuevos diseñadores siguen siendo mas o menos los mismos. Uno habla de diseño local y aparecen dos o tres personas nuevos por año, si es que… ¿Quiénes son los diseñadores nuestros? Son la Juana Díaz, Paulo Méndez, Claudio Mansilla, Gerardo Tyrer. Nuevos integrantes de la escena: Karyn Coo, quien yo creo que es bastante mainstream, en el sentido que ha logrado cierta industrialización de sus diseños. También la Lupe Gajardo es interesante, misma cosa Matías Hernán. La verdad es que nuestros exponentes son super pocos.
¿Cuál es el futuro que le auguras a la moda a nivel local?
La industria de la moda a nivel local no va a tener un impulso si no hay un apoyo, porque no hay un mercado, ni una industria privada. Entonces, el impulso tendría que venir del Estado. El mercado de la moda no es como el de la fruta, por ejemplo, en donde Chile sí tiene ventajas comparativas. O sea, ¿cuál es la ventaja comparativa de la moda nacional? La única ventaja comparativa podría ser la identidad local, el rescate de tradiciones locales, de estéticas nacionales. Si el impulso no viene por un tema de imagen país, es difícil, si finalmente es más barato comprar en China.