El día 11 de febrero de 2010, Alexander McQueen nos dejaba. Luego de años de experimentación textil, visual y rupturismo puro, uno de los más venerados diseñadores británicos se suicidaba a los 40 años, sumido en una profunda depresión que arrastraba por años, agravada por la muerte de su madre y el suicidio de su mentora y musa, Isabella Blow. Ese mismo año, se mostraba la última colección que Lee dejó pero también se supo quién sería su sucesor: Sarah Burton, su eterna mano derecha, tenía la pesada labor de continuar su obra, algo que ya lleva siete años manteniéndose con dispares resultados.
En marzo del 2010, McQueen dijo definitivamente adiós cuando sus últimas propuestas emergieron en una presentación realizada en el Hotel de Clermont-Tonnerre en París, con la colección F/W 2010 aplaudida por editores y expertos, quienes apreciaron el arte entregado en cada detalle. El romanticismo retorcido del diseñador aquí se tradujo simplemente en romanticismo puro: capas y trajes largos adornados de los mejores bordados, hicieron eco con otros materiales y técnicas que hasta hoy son apreciadas. Para octubre, Sarah Burton ya estaba sola entregando su primer homenaje visual/colección propia a su maestro, continuando con el ADN de la marca y con guiños a colecciones pasadas, todo bajo la temporada S/S 2011.
Pero luego de siete años, algo ha pasado en la casa McQueen. Puede ser cansancio, pueden ser ganas de continuar una labor propia con otros horizontes –incluso se rumoreó que Burton sería la sucesora de Raf Simons en Dior el 2016-, pero las colecciones de la diseñadora han mostrado esa irregularidad con más firmeza. Algunos trajes han sido definitivamente memorables (los bordados estilo espuma de mar de la colección S/S 2017, las capas de estrellas F/W 2016, los panales de abeja S/S 2013), la marca registrada victoriana está allí, al igual que los detalles más bonitos que pueda tener algún vestido. Está todo para que McQueen continúe siendo inmejorable, pero poco a poco la magia se desvanece. Burton es una excelente diseñadora, capaz de continuar con un legado innegable, ganadora de varios premios y reconocimientos. Sin embargo, la pasión, esos momentos oscuros transformados en arte, esa capacidad de explorar elementos tan distintos como el cine y un manicomio consecutivamente, ya nada de eso aparecerá porque efectivamente, todo eso se fue con Lee. Y a diferencia de otras casas de moda, ha sido más difícil el transformar la tragedia en una oportunidad para dar un giro y abrir un nuevo capítulo.
Fotos: Runway.