Por Luna Rojas (@lunarojassss)
En un viaje artístico que fusiona el mundo textil con la marginalidad, María Ignacia Muñoz (@ignaciamar_m_), ha forjado una identidad marcada en el diseño de indumentaria. Estudió Licenciatura en Arte en la Universidad de Chile, con especialidad en Artes Textiles, lugar que afloró todo su interés por el vestuario. Desde gestos textiles manchados hasta influencias punk, lidera cada detalle de su proceso artístico como diseñadora y directora creativa para plasmar toda su estética personal marcada por el upcycling. Con piezas exclusivas que son obras de arte en sí mismas, María Ignacia promete una propuesta única que desafía los convencionalismos de la moda.
¿Por qué decidiste dedicarte al diseño de indumentaria?
Siempre supe que quería dedicarme a esto. Mi enfoque está en asegurarme de que el vestuario refleje la gestualidad propia de la pintura. Ahora bien, aunque me interesa la moda, la industria en sí me parece sobreexplotadora, especialmente hacia las trabajadoras textiles. Con eso de base, empecé a crear mis prendas en 2020, aunque en aquel entonces era un proyecto paralelo mientras me enfocaba en la universidad. Un año después retomé, pero centrándome en el diseño de lencería; y recién ahora he decidido lanzarme con todo con mi propia línea de vestuario, imprimiéndole un toque más personal y retomando mi enfoque artístico. Me apasiona crear ropa con gestos textiles manchados, buscando un estilo que tenga un toque punk.
¿Cómo te involucras en el proceso creativo y de producción de tus prendas?
Me encargo de hacer toda la pega: confección de vestuario, dirección creativa de sesiones, fotografía y maquillaje. Es como una explosión de creatividad donde puedo explayarme en todo lo que me apetezca. ¡Es muy entretenido! Convergen todas las áreas artísticas, algo que no puedo lograr con la lencería porque ahí trabajo en equipo. Además, todo va fluyendo con los modelos, el área creativa y lo que piden mis clientes. Mi primera incursión en indumentaria, aunque fue más un testeo para conocer qué quieren las personas y quiénes son mis públicos objetivos, estuvo siempre ligada al marketing pero manteniendo mi estética.
¿Cuál es el mensaje o significado detrás de tus creaciones?
Desde chica he sentido un interés profundo por explorar la marginalidad, especialmente en las artes visuales, pues generalmente es más disruptiva. Decidí sumergirme en el mundo textil para incorporar los gestos de la pintura que a mí me interesan, caracterizados por movimientos amplios y manchas, desafiando la norma de la Academia de Bellas Artes. Al fusionar textiles y pintura, descubrí que estaba rescatando estéticas de mi adolescencia punk, y mi objetivo se volvió claro: transmitir la rebeldía y la expresión desafiante a través de la indumentaria. Busco inspirar la creación de espacios creativos novedosos, alentando a las personas a llevar una estética urbana, punk y contestataria a las calles.
¿Cuáles son las principales influencias que se reflejan en tus diseños?
Tengo dos diseñadores que me encantan. Una es Vivianne Westwood y la otra es Junya Watanabe. Sin embargo, también me inspiro mucho en el mundo de la música, como en el punk y el hardcore, buscando capturar la esencia de un punk olvidado, con toques urbanos, industriales y metálicos. En mis textiles, el tartán refleja al 100% la estética de Westwood, mientras que el charol, textiles rasgados y manchas tienen la influencia distintiva de Watanabe
¿Tienes una técnica favorita o distintiva que aplicas a menudo?
Disfruto desentrañar los entramados de los textiles, desmenuzando sus partes hasta obtener hebras con las que trabajo, simbolizando el acto de desarmando y destejiendo. ¡Me encanta! Esto también tiene un trasfondo simbólico, porque aprovecha lo que queda al margen de la producción convencional y me permite crear nuevas piezas a partir de lo que generalmente se descarta. Además, me apasiona el shibori, una técnica japonesa de tensión utilizada originalmente para kimonos. Me gusta porque te proporciona un amplio abanico de posibilidades en el resultado final y, también, debido a que me remonta al proceso donde tu cuerpo está realmente conectado con la tela, donde tus manos resienten el trabajo. Por ejemplo, me quedan los dedos heridos después de bordar y teñir las prendas, pero disfruto de las experiencias físicas en la creación.
¿Cómo garantizas la exclusividad y calidad de tus prendas?
Yo ocupo materiales reciclados para crear nueva indumentaria porque lo veo como una declaración de principios éticos frente al fast fashion. Todas son piezas exclusivas con un trabajo infinito detrás. Si bien pueden haber prendas que estén como inspiradas en diseños anteriores, no se replica nada. Cada tela es cuidadosamente seleccionada para garantizar la durabilidad de la prenda y evitar la compra constante de nuevas telas. Mi propuesta va en contra del fast fashion al asegurar calidad y durabilidad en cada pieza. Desde mi perspectiva, no solo diseño de vestuario, sino que son piezas que son obras a la vez. Además, ofrezco la posibilidad de personalizar prendas, colaborando con los clientes en la elección de telas y diseño, dentro de los recursos que yo les puedo ofrecer a nivel de identidad de artista.
¿Qué proyectos tienes planeados para el futuro?
Estoy planeando lanzar una nueva colección al inicio del próximo año, la cual estará enfocada en moda para verano, con prendas como vestidos y kimonos. Siento que este nuevo año traerá nuevos aires, nuevas experiencias y nuevas visiones respecto a la moda, que es algo que me ha tocado muy de cerca estos últimos meses. Aunque el vestuario se basará en las preferencias de mi público, estará adaptado a mi estética creativa.
Fotos: Propias.