Cuando en 1971 se convirtió en el primer diseñador japonés en montar un show en Londres, David Bowie vio sus propuestas y se enamoró de su estilo. Desde ese momento, el japonés se transformó en un icono como parte de la historia del glam, no solo vistiendo al cantante inglés con sus kimonos y el estilo kabuki mezclado con la vanguardia de sus diseños, sino también por trasladar la tradición de su país a horizontes modernos e internacionales. Bajo estos antecedentes, Louis Vuitton reclutó al original diseñador para colaborar en su colección Cruise 2018, mostrada en Japón el domingo 14 de mayo.
Con las musas eternas de Ghesquière, Michelle Williams, Jennifer Connelly, Isabelle Huppert y Doona Bae cerrando la pasarela, Louis Vuitton Cruise 2018 se montó en el museo Miho en una localidad cercana a Kyoto, mezclando la experticia eterna del francés con pantalones y chaquetas futuristas junto a estampados de brocato en japonismo y kabuki en figuras que sobresalieron en mini vestidos y accesorios. El mismo Kansai se mostró en primera fila sentado junto a Grace Coddington, disfrutando de una rara oportunidad que además le permite ser reconocido por una nueva generación y obtener de alguna manera, un mini homenaje a través de esta relación.
Si hablamos del estilo que vimos sobre la pasarela, la tradición japonesa se apoderó del pret a porter francés. Trajes con silueta samurai, vestidos con rostros kabuki y muchos paisajes bordados con pagodas, se unieron a las ideas que Ghesquière desarrolló junto a Yamamoto, quien fuese el pionero de la moda japonesa que aterrizó a fines de los ’70 en Occidente. Si algo estamos seguros, es que de estar vivo, Bowie se habría sentado en primera fila para celebrar a su amigo y el reconocimiento de la industria.
Fotos: Runway.
