La “producción” de los entrevistados en las revistas es todo un tema. Porque no es lo mismo vestir a una modelo, que se suma a una propuesta concebida por la productora de moda, que vestir a una entrevistada, cuya personalidad, ideas y posición frente al mundo será reflejado en el texto que acompaña las fotos. El desafío es mayor, porque no siempre se logra que se produzca una adecuada concordancia entre lo que la persona es, lo que dice el texto y lo que comunica la ropa que lleva puesta.
A mi modo de ver, lo ideal sería que las entrevistadas aparecieran con su propia ropa. Eso podría hacerse en un mundo ideal, en el que las entrevistadas tendrían ropa increíble, sabrían bien como sacarse partido, y no tendrían miedo de mostrarse tal cual son, sin caretas, sin frases hechas. Ninguna de esas tres cosas se da siempre entre las celebrities chilensis.
Además, demasiadas veces, las productoras tampoco hacen la pega bien. Suelen producir desde su gusto personal, más que desde la personalidad y onda de cada entrevistado. Por eso, muchas entrevistadas se ven disfrazadas. O aparecen con un estética más propia de los medios en que aparecen que de ellas mismas.
Para mí, una producción perfecta no es la más linda, sino la que menos se nota. Ya sea en onda casual, caminando sobre un pasto, o vestida de alta noche, la entrevistada siempre tiene que verse cómoda y fiel a su identidad. Y eso no siempre se nota.