La moda y lo absurdo

La moda y lo absurdo

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El mundo está crazy.  Más precisamente es la industria de la moda la que necesita una camisa de fuerza y un electroshock con urgencia. Yojhi Yamamoto ya cerró dos tiendas en Nueva York y está próximo a cerrar su tienda más grande del orbe en Bélgica; Puma cerrará cerca de un tercio de las suyas; se rumorea que Prada venderá el 30% de su capital al grupo de lujo suizo Richemont (dueño de Cartier y Montblanc), pero para Balmain esto no es preocupante. Ellos han decidido crear una chaqueta de piel de cocodrilo negro, la cual está disponible por la módica suma de $40 millones de pesos. Pareciera ser que esta casa de moda quiere robarse un pedazo de la torta que consume Hermès con sus carteras de lagarto. Mas el director artístico Christophe Decarnin de Balmean no es el único que va en esta dirección.

El sitio Net-a-porter se encumbra como la primera destinación online de moda de lujo y sus ventas no se han detenido. Galleries Lafayette en París va a aumentar su tamaño a 1.500 m2, incorporando marcas costosas, como Stella McCartney, Isabel Marant, y Vanessa Bruno. Cinco nuevos talentos ingresarán al Comité Colbert, institución francesa que se dedica a promover el lujo alrededor del planeta, entre ellos el zapatero Pierre Hardy, el pastelero Pierre Hermé de los macarons deliciosamente caros y Lorenz Baumer, el nuevo diseñador de joyas en Louis Vuitton. El año pasado se llevó a cabo no una, sino dos conferencias organizada por el International Herald Tribune sobre el lujo sostenible y “Techno Luxury”. Un “sabio del lujo” citado por el editor de la revista LUXX de The Times de noviembre 2009, señaló que “comprar barato es comprar dos veces.”

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Stuart Hughes de Goldstriker International es conocido por darle a ciertos objetos un “tratamiento supremo”. En este caso el iPhone 3GS tiene una cubierta de 271 gramos de oro sólido de 22k y la pantalla tiene un borde de 53 diamantes de 1 quilate. El único botón es un diamante raro de 7.1 quilates y su precio es de $3.2 millones de dólares. Ah, y un pequeño detalle: En ninguna parte nos aseguran que estos diamantes son “Conflict-free” por lo que pueden haber sido adquiridos en África de una manera muy cuestionable.

¡Pero yo no quiero comprar ni barato ni lujo inalcanzable! Quiero algo normal, democrático… Tampoco estoy encontra de las marcas lujosas porque entiendo que su rol en parte es hacernos desear y soñar, pero es desagradable que se hagan cosas que parecen pesadillas y que después son imitadas penosamente por otros faltos de creatividad. Además, los objetos excesivamente onerosos dejan de ser elegantes y pasan en ocasiones a ser extravagantes como lo enseña la imagen inicial de este post. Los productos parecen retrógrados, del pasado y hechos sin el fin de permanecer como clásicos en el tiempo...

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De aquí a poco podría suceder que los potenciales clientes de estas grandes marcas se desencanten de ellas, de la misma forma que ocurrió en París en 1789. Los reyes que vivían en el lujo no escucharon las necesidades de las personas. Hoy la mayoría de los diseñadores importantes hacen caso omiso a los requerimientos medioambientales. ¿Y qué pasó en el siglo XVIII? Revolución. Me pregunto quién podría liderarla esta vez… Y más importante, ¿quién irá a la guillotina? ¿Un francés, un italiano o un americano?

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