Siglo XIX. La tecnología ha alcanzado su reinado y los humanos nos acercamos cada vez más a ella. Todos estamos conectados, toda la información se guarda en pequeñas partículas metálicas que hacen de todo algo portable. Por supuesto, la moda no se podía quedar fuera de esta gran bataola de modernidad que inunda nuestro planeta. Algunos diseñadores se han adentrado en la gran investigación sobre cómo fusionar moda y tecnología. Hoy, te invitamos a conocer a una de las principales exponentes de esta nueva corriente de nuestro siglo: Anouk Wipprecht.
Perteneciente a la nueva generación de diseñadores de “technofashion”, Anouk Wipprecht, diseñadora Holandesa que comenzó su educación en diseño de moda a los 14 años, entiende a la perfección cómo hacer uso de los avances tecnológicos para reinventar el diseño de moda. Se le considera una estrella en ascenso en el campo emergente de la tecnología moderna. Hoy por hoy, ha encontrado la manera de no solo provocar y desafiar los cánones tradicionales, sino además encontrar la conexión entre la sociedad y la moda que siempre, a su parecer, debe estar relacionada.
Con el uso de tecnologías, Anouk abre posibilidades casi inimaginables para otros diseñadores. Empuja los límites de la interacción del cuerpo humano, el medio ambiente y los valores sociales actualmente radicados en la humanidad.
Anouk, que además estudió danza y teatro en la búsqueda de conectarse con su propio cuerpo, aún se encuentra en una muy temprana etapa de su carrera como diseñadora de moda tecnológica. Cuentan los mitos urbanos, que desde sus años como estudiante, su fascinación por ocupar alta tecnología en sus diseños la hacía destacar, ya fuera por lograr algo original o extraño.
Desde vestidos que se pintan solos, hasta hojas LED que se vuelven transparentes frente a nuestros propios ojos. Su interés por el diseño se encuentra en la exploración de la medida en la que experimentamos la moda (intelectual, emocional y sensualmente hablando), y cómo podríamos encontrar un estado superior de la conectividad que hay entre el cuerpo y la ropa que usamos. Ha creado en su cabeza una especie de motor que la lleva a buscar lo que, según ella, la gente busca hoy en día: una conexión tanto física como psicológica con el vestuario que usamos, y para esto ha creado plataformas que a su parecer se encargan de cumplir este rol.
Su precepto base es “en lugar de que el cuerpo le de propósito al diseño, el diseño es el que le da un propósito al cuerpo”. Bajo esta convicción es que Anouk observa el mundo y traduce sus pensamientos a obras corporales, provocando que seamos nosotros, los usuarios de las prendas, los que demos forma a la tecnología, mientras que la misma tecnología nos forma a nosotros. Es una espiral que va desarrollándose y creciendo en conjunto, de la misma manera funcional en la moda lo hace.