Desde uñas con diseños de vaginas hasta esculturas surrealistas, Frédérique Olthuis, una artista holandesa, redefine constantemente el nail art. “Me considero una artista en primer lugar, y encontré en la manicura una forma para canalizar mi creatividad”, explicó Frédérique a i-D.
Con sus propuestas pocos convencionales ha establecido un nuevo estándar para el nail art, una donde el oficio se une con el arte. La artista juega con el sarcasmo o los discursos sociales para presentar una manicura única. Por lo mismo, ha trabajado con Lizzo, Gucci, Duran Lantink y más personajes dentro de la industria.
Todo comenzó con su proyecto de graduación en el año 2010 en la Academia Gerrit Rietveld en Amsterdam, en esa oportunidad creó una instalación de arte que se parecía a un salón de manicura en el que exhibía su trabajo. “A partir de entonces, mi interés en las manicuras como medio para mi arte comenzó a crecer”, fue nombrada embajadora de Maybelline y trabajó tres años con la marca.
Su enfoque para crear nail art es conceptual y, a veces, intuitivo, es esto lo que la diferencia de las manicurista más tradicionales. Cuando comenzó a trabajar en desfiles de moda y sesiones editoriales, pudo dejar volar su imaginación y crear diseños sin límites.
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