La lógica del niño bonito y rebelde hizo furor en los años ’50 a través del cine, pero también en décadas posteriores. Durante los ’90, figuras como River Phoenix o Johnny Depp llenaron estos puestos como ningún otro, aunque en algunos casos los abusos de drogas y alcohol marcaron el destino trágico de ciertos famosos. Uno de ellos fue Rodney Harvey, modelo popular a principios de los ’90 que llegó a trabajar con Gus Van Sant, pero que murió debido a sus problemas con la heroína.
La prometedora carrera de Harvey comenzó en los ’80, cuando el famoso colaborador de Andy Warhol, el cineasta Paul Morrissey, decidió ponerlo como protagonista de dos de sus películas. Sin embargo, el modelaje y su aparición en revistas lo llevaron a completar todo un sueño: en 1986, la revista Life lo puso junto a Madonna en una sesión a cargo de Bruce Weber, todo en blanco y negro. Así, su vida comenzó a ascender en Hollywood y pronto los roles se hicieron más notorios, hasta que Gus Van Sant decidió ponerlo en la película de culto “My own private Idaho” (1991), donde Harvey desarrolló una adicción a la heroína. A partir de entonces, siempre su lucha contra la droga se entrometió en cualquiera de sus proyectos, aun cuando fue modelo estable para la firma Calvin Klein durante varias temporadas.
Twin Peaks, la serie The Outsiders –adaptada de la misma película de Coppola–, la película “Salsa” y otros roles estelares tocaron la puerta de este modelo, quien también se encargó de aparecer en portadas de revistas como Per Lui, donde fue fotografiado por Steven Meisel. Pero en 1998, fue encontrado sin vida en el famoso Hotel Chateau Marmont de Los Ángeles, y su muerte se debió a una sobredosis de cocaína. Con el pasar de los años, no muchos recuerdan su nombre pero sus roles siempre estarán acompañando la época donde proliferaron varios talentos actuales del cine.
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