La famosa bohemia parisina ha tenido durante años algunos puntos altos que se transforman en inolvidables para sus historiadores. Uno de los más alucinantes se centra en el glamour y diversión del cabaret Folies-Bergère, el cual aun existe, pero nunca ha recuperado la fama que obtuvo entre 1890 y 1930, época en la que grandes nombres pasaron por sus salones y también por su vestuario.
Tal como la época y el ánimo nocturno, el vestuario de los espectáculos organizados en Folies-Bergère era llamativo y audaz. Bailarinas como Josephine Baker, quizás la más famosa de todas, se contorneaban al ritmo de sus shows, especialmente aquel que la tenía vestida con un traje que se asemejaba a una banana, en un recordado número que hasta ha inspirado editoriales. Otras bailarinas llevaron trajes de perlas, estilos topless y bordados lujosos, gentileza de nada más y nada menos que Erté. El famoso ilustrador que colaboró con revistas de moda, además ideó numeras propuestas estéticas para los espectáculos de este lugar, las que luego serían confeccionadas por el legendario Paul Poiret, el mismo que despojó del incómodo corset a las mujeres.
Aun cuando el espectáculo no cesa, sí lo ha hecho el glamour que caracterizó en su época de oro a Folies-Bergère. Ubicado en Rue Richer, el establecimiento mantuvo su alto nivel hasta fines de los años ’70, pero su fama nunca acaba; el 2012, se realizó una exhibición con lo mejor de su vestuario entre 1970 y el 2000, donde destacaron sus trajes de época y muchísimos brillos, los mismos que encandilaron a artistas como Edouard Manet, quien pintó su famosa obra Un bar aux Folies-Bergère inspirado en el interior del recinto nocturno.
Fotos: Independent, Pinterest, Vintage, Courtauld, Liveauctioners, HP Prints.
