A mediados de los años ’60, Edie Sedgwick emergió como una figura que pronto se convertiría en icono de la moda. Musa de Warhol y dueña de un estilo propio, Sedgwick popularizó las panties y los mini vestidos metalizados, prendas que le confeccionaba su buen amiga Betsey Johnson, que para ese entonces trabajaba como Directora Creativa de la firma Paraphernalia.
Neoyorquina de tomo y lomo, Johnson se movía entre la subcultura de aquella década vistiendo a figuras emergentes y a consagrados como Julie Christie, quien llevó sus prendas en la revista Vogue fotografiada por Richard Avedon. Su prenda emblemática para Paraphernalia fue el mini vestido metálico que llevó Karen Black en la película “Easy Rider” (1969), todo un himno de esa generación.
Junto a su trabajo vistiendo a los Velvet Underground –banda donde tocaba su ex esposo, John Cale-, Betsey Johnson buscó fundar su marca propia al margen de su trabajo para otras firmas. Finalmente a principios de los ’80, pudo conseguir que su nombre estuviera en las etiquetas de cada una de sus propuestas, que mantuvo con originalidad tal como cuando ideó antes que Alexander McQueen los famosos anteojos plateados de gran tamaño, parte de su look para la marca Paraphernalia del año 1967.