Qué hay detrás de Electric Cabaret y cómo ha sido la vida de este chico que comenzó siendo un melómano y terminó componiendo canciones para filmes y haciendo tours alrededor del mundo; todo está aquí, en esta pequeña entrevista. Gracias a sus presentaciones en Los Ángeles, José Promis actualmente se encuentra trabajando en su álbumes once y doce, los cuales define como canciones electrónicas y experimentales y cuenta con canciones en castellano, ya que estando en Berlín la nostalgia le ha pegado y buscó cantar en su lengua madre. Nunca es tarde para comenzar podría ser una de las filosofías que impulso a José.
-¿Cuál es tu primer recuerdo sobre la música?
Mis primeros recuerdos sobre la música fueron escuchando los primeros discos que mis padres compraron. Fueron discos de ABBA (el de 1977 con Take A Chance On Me) y la banda sonora de Jungle Book. También recuerdo a mis padres escuchando música folclórica chilena y la música disco. Yo era muy pequeño cuando el disco estaba de moda y recuerdo ser hipnotizado con “I Feel Love” de Donna Summer.
-¿Cómo comenzaste en la música?
Siempre coleccioné música desde niño. Cuando era muy chico compraba los discos 45, y cuando tuve 11 años empecé a comprar discos 33, y luego CDs…y tengo una colección gigantesca. Después cuando terminé mis estudios, empecé a tomar clases de piano. Sabía que no iba ser un gran pianista, porque ya estaba bastante mayor para eso, pero quería escribir buenas canciones y poder acompañarme en piano.
-¿Dónde estudiaste o obtuviste las herramientas para llegar hasta dónde estás?
En Los Ángeles, por varios años tomé clases privadas con un profesor de Latvia. Después de un tiempo empecé a ir a open mics. Después, de poco a poco, en los piano bar. Había un piano bar en Los Angeles que se llamaba The Other Side. El pianista que tocaba los viernes en la noche me dejaba darle un “break” a media noche, y yo tocaba unos 20 minutos para un público agresivo y borracho, pero en eso aprendí mucho. Aprendi lo que funciona y lo que no funciona, y lo que la gente gusta escuchar. Es mi sueño tener un piano bar algún día…
-Cuéntame, ¿qué te llevo a tocar el piano en Alemania en cabaret?
La gente que notó mi música, originalmente por las redes sociales como MySpace, estaba mayormente en Europa. Empecé a viajar a los países donde mi música se escuchó y uno de esos fue Alemania, principalmente Berlín. Mis amistades me llevaron a un cabaret, donde cantaba este personaje en quien yo me convertí en su pianista y compositor.
Lo cabaret vino porque me gustaban los cantautores que existieron hasta como los años 80s. Tenían una elegancia eterna, y los temas de la música eran sobre la vida, y eso me atraía mucho. Eran temas que yo podría cantar por el resto de mi vida. Era un estilo muy internacional, y algo que no existía realmente en USA, por lo menos en mis tiempos.
-Algo que dijiste en tu show es que tocas off Key, se podría decir que esto es tu sello. ¿Fue difícil hacerte consciente de ésto?
¡Fue muy fácil! “Off key” se traduce como desafinado. Siempre cantaba desafinado, porque obviamente no soy y no pretendo ser Luciano Pavarotti. También tomaba la oportunidad de tocar en cualquier piano que se ofrecía, y normalmente esos pianos estaban desafinados. Una vez una mujer se me acercó y me dijo “sabes, cantas desafinado (‘off key’),” y eso se convirtió en esa canción. Ahora espero que ese detalle se haya corregido, pero todavía el cuento esta ahí.
-¿Cuál fue lo mejor que te ha dado el dedicarte a ésto?
Lo mejor ha sido viajar por el mundo, conocer gente y hacer amistades por todos lados y tener la oportunidad de tocar música en lugares muy especiales. Creo que lo más lindo fue un verano en el que toque música en un restaurant en Santorini, Grecia. Pero también, a través de la música, he tocado en Portugal, Mexico. Thailandia, Francia, Austria, etc. ¡Lo que falta es mi propio país, Chile!
-Algo que me resultó muy interesante es que traduces algunas de las canciones al inglés. Para mí es como un proceso poético, ¿cómo le haces para ser fiel a la versión original pero a la vez adaptarlo a la música?
Esas fueron las canciones alemanas que escribí con este personaje, que se llama Stefan Stricker. El escribió la letra original en Alemán y en ese tiempo no entendía nada. Me explicaba de qué se trataban los temas y cuál era el sentimiento. Entonces yo las puse a música que yo pensé a cual le podría sonar bien. Después de un tiempo hice las traducciones al inglés con la ayuda de otro amigo Alemán. La traducción original era directa y literal, y después yo las tuve que cambiar para que sonaran natural. Entonces, fue un proceso.
-Cuéntanos un poco sobre Electric Cabaret
Electric Cabaret fue mi noveno disco. Fue grabado mayormente en Los Ángeles, con un productor inglés con quien he trabajado por años, Ian Matthew, y fue lanzado en un pequeño sello discográfico alemán. Son canciones de varios géneros, incluyendo cabaret, electrónica, baladas, pop, música balkanika, etc, que más o menos cuentan los cuentos de este tiempo, y mis historias en Berlín. La cubierta fue pintada por Stefan Stricker, también conocido como Juwelia, quien es el tipo en cuyo cabaret toco e Intenté capturar eso en este disco. He hecho videos con trece de las catorce canciones (en forma independiente, con mi iPhone y después editándolos en mi computadora). Me falta solo uno…
-Cuéntanos un poco sobre la música que creaste para una película del legendario director de films queer
Ah, ese director Rosa Von Praunheim, un director alemán muy famoso desde los años 70s. Es un director que es gay, pero no clasificaría sus películas como gay films. Las canciones que escribí para ese cabaret fueron utilizadas en su película que se llama Uberleben in Neukölln, que se traduce a “Sobreviviendo en Neukölln”. Neukölln es el barrio artístico de Berlin, que también tradicionalmente he sido el barrio con muchos inmigrantes turcos y árabes, entonces tiene una energía muy especial. Se trata de artistas sobreviviendo en este lugar y el personaje central es Stefan. Entonces, mis canciones, cantadas por Stefan y yo, salen por toda la película.
-¿Cómo fue el proceso creativo?
Con Stefan me imagino, ¿verdad? Él me mandaba los textos en alemán, me decía de qué se trataba y yo les ponía música/acordes. Luego practicamos las canciones juntos, ¡y voila! Las tocábamos en vivo y de ahí nació.
-¿Qué consejos les darías a los jóvenes que se quieren dedicar a esto?
Siempre escribe tus propias canciones. Escribe, escribe, escribe. Algún día las vas a utilizar. Aunque no estén terminadas, algún día las puedes terminar. También toca en vivo todo lo que puedes. En restaurantes, en bares, lo que sea. Y graba tus canciones. Toca, escribe y graba. No importa si nadie las escucha o millones.
-Te la pasas viajando mucho; ¿cómo ves la industria de la música en EEUU, Berlín, Chile?
En Berlín es muy electrónico y muy artístico. Berlín no es tan caro como otras grandes ciudades, así que tradicionalmente los artistas pueden vivir ahí. EEUU es una gran competencia de quien grita más fuerte. También depende mucho de los “likes” en Instagram y YouTube, los que a veces no tienen nada que ver con música. EEUU también se basa mucho en lo monetario, pero Europa no tanto; las tradiciones son distintas. Así que yo, y muchos otros me imagino, tienen que vivir fuera de eso y crear su propio universo. La música no es una competencia. Es algo lindo que nos ayuda a todos sobrevivir. De Chile tampoco se, pero me gustaría saber… Siempre hay esperanza.
-Si no hubieras sido músico, ¿qué te gustaría haber sido?
Me habría gustado ser profesor de Historia, especialmente historia de la antigüedad. Eso me atrae mucho y nunca dejo de leer sobre esos temas. Eso es porque mucho de esos países con largas historias me influyen. Y creo que ese interés en la historia, y en distintas culturas se refleja en mi música. Es lo que espero.