Entrevista a Tito Calderón: “Me interesa el tema del vestuario porque de esa forma visto a mis personajes”

Entrevista a Tito Calderón: “Me interesa el tema del vestuario porque de esa forma visto a mis personajes”

Crítica y atípica, así podríamos caracterizar la obra y personalidad del artista Tito Calderón. Viajero empedernido, amante de la vanguardia y sumamente perfeccionista, la obra de Tito tiene un sello auténtico y reconocible por todo aquel que conozca su trabajo. “Tito Calderón: Retrospectiva. De la muerte a la locura“, es la última muestra de este artista nacional, la cual se exhibe hasta este domingo 30 de marzo, en el Museo Nacional de Bellas Artes.

Desde los 14 años descubrió su habilidad y pasión por el dibujo, la cual lo llevó a estudiar Arte en la Pontificia Universidad Católica de Chile, y luego en el año ’82, a compartir un espacio en la sala Matta del Museo de Bellas Artes junto a destacados artistas de los años 70.

 “El primer dibujo curiosamente apareció en 1982, en blanco y negro, y de la nada. No tengo ninguna explicación para dar con el origen de esa primera obra. Fue una especie de iluminación imprevista. Tomé un papel, lo puse en un panel… tomé unos magazines, ubiqué unas imágenes, interactué con ellas y apareció esta imagen que, aparte de causar gran sensación, quedó seleccionada inmediatamente en la Colocadora Nacional de Valores del Museo de Bellas Artes –en la Sala Matta– junto con Dittborn y otros artistas de la generación del 70. Inmediatamente después de este dibujo hice otro más, dije «Bueno, qué increíble, ¿de a dónde salió esto?» e hice otro. A partir de ahí, esto no se ha paralizado y ha sido mi sello personal… nadie más lo hace”. 

La fuente de inspiración de Tito es el extranjero. Paisajes como los que ha visitado y capturado en Montreal, Buenos Aires y Barcelona, por mencionar solo algunos, son los que llevan a este artista a plasmar complejas composiciones, donde la arquitectura interactúa con interesantes personajes y tribus urbanas en escenas impactantes.

Además del talento y un temprano reconocimiento de éste, lo inicios de Tito Calderón también tienen relación en quienes lo rodearon durante esos años, destacando sobre todo la influencia y apoyo del intelectual, poeta y dramaturgo nacional, Enrique Lihn, quien, fascinado por el talento del joven artista, lo alentó a continuar pavimentando su camino dentro de las artes.

“En el 87 aparece Linn. Él alucina con mi trabajo, le da fuerza y me presenta a toda la vanguardia intelectual de la época…gente como Nicanor Parra, Andrés Pérez, Federico Schopf, etc. Vivíamos muy cerca, por lo que cuando llegaba un personaje importante a su casa me llamaba por teléfono y me decía «Vente para acá para que lo conozcas». Fue una influencia tremendamente importante, hasta el día de su muerte. Siempre insistió en que yo continuara trabajando, que no me doblegara, que no hiciera caso de las críticas, que mi trabajo era sensacional y que continuara adelante hasta el final… Cosa que hice”.

 Su proceso técnico y creativo se caracteriza por ser personal y algo solitario, encontrando un sello único a través de un arduo trabajo.

 “La universidad a mi no me sirvió para nada. Todo el proceso posterior de lo que es la ejecución de trabajar con lápiz y técnicas secas sobre tela, es personal. Todos los descubrimientos y desarrollos de mi trabajo han sido un enclaustramiento, una especie de sacerdocio inserto dentro de mi taller por horas y horas a partir de las 6 am y a veces hasta las 8 de la noche sin parar.”

Basta con ver a Tito para comprender que la moda y la estética tiene un rol fundamental, tanto en su vida como en su obra. Preocupado de los detalles de su propio vestir, así como del de sus personajes, este interés por la moda ha marcado parte su producción artística.

“El tema fashion siempre ha sido importante para mi, o sea, es una fascinación que yo tengo por eso. Tengo colecciones de Vogue, de Interview, etc… y siempre que viajo a Europa voy a las librerías y compro más. Me interesa el tema del vestuario porque de esa forma yo visto a mis personajes y me preocupo que su presentación sea dentro del área de la vanguardia; de que el vestuario sea lo más actualizado posible. La competencia es brava y no me puedo quedar en la retaguardia, tengo que estar actualizándome constantemente, tengo que viajar para ver qué está pasando con este tema fuera de Chile. Mi conclusión es que –en este tema– todo llega atrasado a Chile unos cinco a seis años… Hay un desfase cultural muy importante.”

Fotografías: Daniela Schananier y Tito Calderón

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