Purificacción García es una diseñadora española de reconocida y vasta trayectoria. A finales de los ’70 comienza a vender sus primeros modelos en las playas de Palmas de Mallorca, luego de haber vivido en Uruguay y Canadá, lugares en los que estuvo ligada a la industria textil. Ya a principios de los ’80 lanza su primera colección completa y de ahí en adelante cosechó el buen favor de sus clientas y de la crítica especializada. Sus diseños se mueven entre lo neutro y sofisticado para la mujer y lo colorido y lúdico para hombres, con énfasis siempre en los tejidos que son los que le indican la forma y proporción de sus creaciones. La semana pasada estuvo en nuestro país para lanzar su nueva colección e inaugurar oficialmente su única tienda en Sudamérica, ubicada en el Parque Arauco. Aprovechando la oportunidad, conversamos con la cordial y simpática “Puchi” (como la llaman sus cercanos) sobre sus trayectoria y apreciaciones de estilo y moda.
Has pasado tiempo en Uruguay, Canadá y España y en todos esos países has tenido experiencias laborales relacionadas con la moda, ¿qué rescatas en términos profesionales de cada uno de esos lugares?
En realidad soy autodidacta. Desde muy pequeña me gustó la moda, No tuve la suerte de que mis padres me pudiesen haber matriculado en una Parsons o una Central Saint Martins. Me he hecho un poco a mi misma. En Uruguay comencé haciendo prácticas en una fábrica industrial de punto, de tejido. Luego de dos años, me asignaron la responsabilidad de ayudar a crear la colección, la que se vendía en las mejores tiendas. Posteriormente, me fui a Canadá, dejando mis estudios de Medicina en Uruguay para iniciar un Master en Ingenería textil. Ahí tuve una experiencia bastante tranquila, mi marido era directivo de una empresa de importación y exportación de pieles y curtidos, industria de la que aprendí mucho. En Canadá hice algunos “pinitos”, trabajos esporádicos de investigación y de confección, pero a menor escala. Mi primera colección la llevé a cabo una vez en España. Ibiza y Palmas de Mallorca fueron los lugares que elegí para mostrar mis creaciones que componían una colección pequeña, ideada en los años ’70 con toda la efervescencia hippie. Empecé a hacer Tai Dai (teñidos artesanales), dibujos a mano sobre telas, pero mi fuerte fue siempre el tejido y el color. Desde ahí he ido evolucionando y haciéndome un poco a mi misma.
Desde el lanzamiento de su primera colección, hasta nuestros días, ¿cómo ves que ha evolucionado la moda y tu propia marca?
Mi marca ha ido paso a paso, sin ninguna locura ni extravagancia de por medio, sabiendo siempre muy bien a la mujer que queremos llegar y siendo todo el tiempo muy consecuente conmigo misma, marcando una dirección y trabajando en ella, con altos y bajos, pero siendo siempre muy consecuente. Mis trabajos son una continuidad de la anterior. Siempre hemos crecido con relación a la colección anterior.
La moda antes se regía por tres o cuatro grandes diseñadores que eran los que marcaban tendencia y obligaban a los demás a seguir los caminos que ellos trazaban. Hoy en estos días, con toda la información con que contamos, con todas las redes sociales existentes y con toda la publicidad que nos invade, hay una anarquía total en cuanto a tendencias. Hoy puedes ser tu propio estilista, puedes ser único y diferente, pero tienes que trabajar en ello. Aun así me parece a veces que todas las colecciones son iguales, por eso creo que el accesorio es un protagonista esencial, que puede dar un toque particular a un look. El accesorio antiguamente casi no tenía importancia, pero hoy por hoy es un elemento rompedor. Lo más o menos particular de tu estilo, depende del zapato que te pongas o de qué bolso lleves.
¿Cómo es la mujer que usa Purificación García?
En su mayoría son profesionales que gozan de la libertad que ello les da. Son mujeres para las cuáles el tiempo es un lujo. Son arquitectas, escultoras, escritoras, etc. que necesitan un armario que no sea su enemigo, un clóset que sea fácil de coordinar por las mañanas y que no las estrese. Son mujeres que además son amas de casa, por lo que el clóset no puede ser otro elemento que le sume estrés a su vida. Puede ser romántica, bohemia, pero siempre cosmopolita. La mujer que usa Purificación vive el día a día con valentía, enfrentando todos sus retos, pero con mucho sentido del humor.
¿Qué la hizo querer incursionar en la moda masculina?
Fue un reto personal. Soy una persona muy curiosa a la que le encantan las metas y nuevas experiencias, que son lo que me mantienen viva. Me aventuré en el diseño masculino porque quería aportar algo diferente. El hombre de hoy tiene inquietudes y está enterado de lo que está de moda. Nosotros empezamos con una colección que tenía mucho color, e intentamos con ella sacar a los hombres de los terrenos del negro, marrón y gris. Creo que ellos están más o menos a la par con la mujer hoy en día. Es el hombre quién mejor lleva el bolso, a mi gusto, por ejemplo. El hombre domina el accesorio y cada vez le pierde más el miedo y han aceptado muy bien nuestras colecciones, sobretodo por que le han perdido el miedo al color. Sin embargo, el hombre es muy exigente, mucho más que la mujer, pero cuando te es fiel, es un comprador fantástico.
Por ahí por mitad de los ’90 comienzas a trabajar bajo el concepto de “nueva costura”. ¿En qué consistía eso?
En ese momento hacía muchísimos vestidos de cóctel y de noche y las mujeres me demandaban diferenciación. Por lo mismo personalizaba los trajes, prácticamente al punto de hacerlos a medida. Fue también en ese período cuando puse vestidos de novia sobre la pasarela, pero la novia Purificación era distinta a lo que se había visto hasta ese momento. Era una novia que no quería ir de blanco, que quería colores distintos como verde manzana, rosados, llevar un sombrero o cualquier elemento que la diferenciara. Eso fue un poco los noventa, período en el que además me instalé con tiendas propias. La “nueva costura” era básicamente un proceso de diferenciación.
¿Cómo crees que los diseñadores españoles sortearán la actual crisis económica de tu país?
Son privilegiados los que han preparado sus mercados de expansión, los que tienen presencia en mercados extranjeros que le permitirán compensar la baja en el consumo que se producirá en España. Lo más importante en tiempos de crisis es entregar diseño, ser diferentes. La atención al cliente también tiene que ser espléndida y de calidad, pero por sobretodo ajustar los precios a una realidad de crisis.
¿Qué viste en Sudamérica, especialmente en Chile que te hizo querer expandirte hacia nuestro mercado?
Hay un auge latinoamericano no sólo en moda, sino a nivel cultural y artístico. La mujer chilena es muy cercana, culturalmente hablando, a la española. Me parece que las chilenas están inquietas, ávidas de cambio, viajan mucho y tienen gustos muy europeos. Eso, por supuesto, incentiva a cualquier marca a querer explorar nuevos mercados.
¿Qué de distinto tiene este proceso de expansión con el que llevaste a cabo en Asia hace ya algunos años?
En Asia nos ha costado bastante. No sólo la culturas son diferentes, hay todo un tema de estatura y de físico al que nos hemos tenido que adecuar, trabajando nuevas tallas y nuevos moldes, pero ello no es un tema que se da sólo en Asia. En Europa, por ejemplo, las mujeres alemanas tienen una contextura totalmente distinta. Asia, como te digo, en algún momento nos costó muchísimo, por lo mismo hemos decidido explorar el mercado sudamericano.
Has trabajado como diseñadora en producciones cinematográficas y teatrales, ¿qué de distinto tiene ello en relación con el diseño comercial?
No tienen nada que ver. En el diseño teatral y cinematográfico te metes mucho más en el personaje, en lo que él quiere contar, te haces partícipe de la obra. Es algo mucho más cercano y emocionante. Tengo mucha más libertad creativa en el cine y en el teatro dentro de los parámetros estéticos que exige el mismo personaje. Sueñas e imaginas a ese personaje de una determinada forma y te involucras con él. Es un trabajo que me encanta.
¿Qué te inspira creativamente hablando?
Yo nunca he creído en eso de la inspiración. “Este año la colección se inspira en Africa y el siguiente en India”, eso no funciona para mi. Me inspira la gente que trabaja conmigo, mi clienta, sus necesidades. Tengo la responsabilidad de saciar a esa mujer y para eso me pongo en su piel. Eso hace que mis colecciones vayan evolucionando, pues trato de sorprenderla y agradarla todo el tiempo, lo que es una tarea muy difícil.
¿Qué le parece el estilo de los chilenos y chilenas?
Hace muy poco que estoy aquí, pero me parece que la mujer chilena tiene mucho gusto. El hombre es un poco más conservador, pero creo que nos va a ir bien.