Miguel Mesa Posada ha pasado de las cavernas oscuras de “Potosí“, de donde salen piedras preciosas y todo el conflicto social y político que esto conlleva, a la investigación de la realización de piezas artesanales de trabajo minucioso y matemático, que sufren de la falta de fama turística por otros aspectos de más “valor” como el oro en “Altiplano” (Bocayá), su última colección presentada en la semana de la moda, ColombiaModa 2014.
La introspección en su colección es desde adentro, como alguien que es consciente de sus raíces y las ve como parte de sí mismo, mas no con el asombro de ser algo exótico. La reflexión comienza con la admiración de la construcción de cestos, el uso de la planta guadua en Boyacá –el territorio elegido por Mesa como fuente de inspiración– y la tipología de los objetos precolombinos que son el elemento principal de la construcción conceptual de esta colección.
Éste, su trabajo más reciente, fue presentado en Colombiamoda 2014 como cierre de la pasarela Jóvenes Creadores del centro de estudios La Colegiatura. La colección de Mesa, sin necesidad de nada más que sus atuendos, fue la presentación con lenguaje más coherente y admirado de todas las pasarelas, que lejos de responder a la construcción puramente conceptual de las prendas sobre un cuerpo, también se entendió como algo que podría salir caminando del recinto a las calles, para ser usado y vestido.
Después de los días agitados llenos de desfiles de la vigésimo quinta edición de la semana de la moda colombiana, conversamos con el futuro diseñador, quien con mucha amabilidad y su característica tranquilidad, nos dio una entrevista acerca de su trabajo.
-¿Cuál fue tu sensación luego de ver “Altiplano (Bocayá)” sobre la pasarela de ColombiaModa?
-Sentí que era el final de un proceso muy pesado, con satisfacción por el trabajo hecho y las sensaciones generadas. En realidad creo que ha sido uno de los proyectos más densos que he hecho, ya que no fue para nada fácil el trabajo conceptual y manual.
-Sabemos que la colección estuvo inspirada en restos de cerámica, ruinas de guadua y cestería desechada. ¿Cómo se traducen estas referencias a las prendas de “Altiplano (Bocayá)”?
-En el departamento de Boyacá, los museos no son tratados en coherencia con la grandeza de los objetos que estos almacenan. Las técnicas constructivas, que desde la metodología son asombrosas, aparentemente no merecen un especio tan especial como las de oro. No obstante, para mí parecer, la alfarería, la cestería y la construcción con guadua son maneras de edificar un mundo, y mucho más importantes porque hacen parte del día a día y nos enseñan más de cómo era la vida amerindia.
Desde el material de las prendas de Altiplano, establezco una sensación cestera basada en el tejido de cestos. En la construcción de nudos me basé en la manera de atar la guadua en los techos de bohíos, para dar solidez, y en la silueta y “forma” utilicé tipologías de cerámicas y otros objetos rudimentarios y precolombinos para dar cuerpo a cada uno de los looks.
-Háblanos de materiales y técnicas específicas usadas en la elaboración de esta colección. ¿Cómo lograste esos volúmenes con telas tan delicadas y delgadas?
-El material es una lona textil hecha con hilo nylon recubierto con aditivos, que le da solidez y cuerpo al hilo. Comúnmente, este tipo de hilo es producido para la elaboración de llantas. Entonces, lo que hice fue hablar con la empresa fabricadora, Enka, quienes me donaron el material con las especificaciones que necesitaba en términos de densidad y grosor del hilo. Los volúmenes se daban como resultado de los anudados y de las propiedades mismas de la tela.
-Después de haber conocido “Potosí“, vemos que en esta colección vuelves a ahondar en la temática de la vida pre-colombina y en el rescate de los valores de culturas arcaicas propias de nuestro continente, o, como es en este caso, del pueblo colombiano. ¿Cuál es la nueva lectura acerca de este tema en “Altiplano (Bocayá)”?
-Sigue siendo una historia sin ubicación territorial. “Potosí” como palabra, significa “riqueza incalculable” y con Altiplano quise evitar literalidades, como que muchas personas se quedaron con la sensación de que me había “inspirado” en Potosí, Bolivia. “Boyacá” etimológicamente hablando significa “manta cercada” y yo construí así: solamente con una “manta” rectangular, sin otro tipo de corte o forma.
Muchos historiadores eliminan las telas en los indígenas porque el vestir denotaba civilización, en la manera de ver de los europeos de esa época. Eso pasó con la cultura Muisca del centro de Colombia. En realidad, ellos tenían rectángulos de tela que vestían su cuerpo, y yo hice el mismo ejercicio, con la esperanza de que fuera tan especulativo como quizá lo fue para los colonizadores que negaron esta actividad, tan exquisita de vestir, sin dañar la trama ni la urdimbre.
Mood boards Altiplano (Bocayá)
-En la descripción de tu colección también hablas de fardos funerarios y de cómo la manera de construirlos plantea la pregunta por la “verdadera exhumación”. ¿Nos puedes explicar de manera más detallada a qué te refieres con esta idea?
-La arqueología en Colombia y en América se basó en lo espectacular de los objetos y en valorar lo exótico que estos eran, de acuerdo con las afirmaciones del arqueólogo y antropólogo, Gerardo Reichel-Dolmatoff. En mi descripción, los fardos funerarios son como cápsulas de tiempo con una manera de vivir enterrada para conservarse.
En ese sentido, afirmo que mi propuesta es post-arqueológica porque no quise que pareciera de las lecturas que estratifican los vestigios sin luego devolverles la magia de su uso y el encanto de su entierro. Me imagino, quizá en el futuro, que alguien desentierre las piezas que hice e invente todo un nuevo paradigma. Porque al final, la arqueología es una lectura externa sobre vestigios de una época o lugar muy diferentes, haciendo que mucha de la historia se pierda o se tergiverse.
-Luego de ColombiaModa, ¿qué te queda para el resto del año? ¿Algún plan paralelo a tus estudios?
-Continúo con proceso de mejora de algunas construcciones de Altiplano para evaluar que superen su estado de prototipo, también tendré un acercamiento a la producción telar y seguiré afinando preguntas y respuestas para futuros proyectos.
Imágenes por Santiago Marzola y cortesía del diseñador y estudio Silva/Moreno.