Tamara Poblete y Loreto Martínez son dos diseñadoras chilenas que decidieron hacer algo en contra de todo lo que la moda impone a través de cánones imposibles y clichés de belleza. Para ello, no solo decidieron el 2017 lanzar la primera versión de Moda Desobediente, una especie de festival que gira en torno a reflexiones con autores y participantes directos del medio nacional, sino también estrenaron un sitio web donde vemos cuáles son las actividades que Malvestidas realiza de acuerdo a su iniciativa. “Creemos que al poner en el centro de la discusión la desobediencia como praxis de liberación, se puede pensar la vestimenta no sólo como un arma poderosa de dominio y control, sino también de empoderamiento y subversión”, señalan en su sitio web.
Fotografía: Jon Jacobsen
Pelo y Maquillaje: Nico Ampuero
Arte: Colectivo Malvestidas
-¿Por qué decidieron formar el Colectivo y cuál fue quizás el impulso principal para ello?
Partiendo de la base que ambas compartimos un profundo interés por la dimensión política y performativa de las prendas de vestir, decidimos formar el Colectivo Malvestidas en 2016 para explorar la moda, la vestimenta y el cuerpo desde una mirada crítica que se articula en relación con nuestra propia experiencia de mujeres morenas, feministas y latinoamericanas. En este sentido, tenemos la necesidad de cuestionar la moda que hemos seguido, el mainstream fashion, las pautas que ha generado para leer a la sociedad contemporánea.
-Cuéntennos quiénes están tras Colectivo Malvestidas.
Detrás del Colectivo estamos Loreto Martínez y Tamara Poblete. Nos conocimos hace
varios años mientras estudiábamos en la Universidad de Chile; sin embargo, fue cuando
ambas regresamos de cursar estudios un Magíster en Barcelona y Londres, respectivamente,
cuando empezamos a conversar sobre la posibilidad de hacer algo juntas. En ese proceso nos
fuimos conociendo mejor, le pusimos Malvestidas a nuestra dupla y comenzamos entonces
nuestro quehacer.
-¿De qué manera han podido visibilizar este contra discurso que se opone a la norma social en cuanto a cánones estéticos?
Como Colectivo visibilizamos nuestro discurso -más allá de los cánones estéticos-, en primer lugar tomando la posición política de hacer una revisión al mismo concepto de moda en su pretensión de plantear una única manera de pensar y hacer moda. Y en segundo lugar, volteando la mirada hacia Latinoamérica, hacia las prácticas que han sido relegadas a un espacio de otredad espacial y temporal por la literatura y la industria.
-¿Creen que todavía persiste el cliché de Latinoamérica y su estética como un lugar
paradisíaco con mujeres con frutas en la cabeza?
Sí, la industria de la moda continúa reproduciendo imágenes de Latinoamérica que sintetizan la diversidad de nuestro territorio en textiles andinos, sandalias al estilo de la playa Copacabana y ropas desbordadas de colores, entre otros recursos. Lo importante es preguntarse el por qué; estas imágenes no son inofensivas, sino que buscan generar deseo, un apetito por esos idílicos paisajes, el que luego es capitalizado en prendas de vestir dotadas de toda esta fantasía. El imaginario entonces es lo que está en disputa.
Foto: “Belleza Matutina”, Vogue Reino Unido, Marzo 2008
-La ropa puede ser reflejo de un contexto y también de un entorno. De acuerdo a esto y según Ustedes, ¿de qué manera se ha transformado en revolución en esta época, en nuestro país?
La relación de la vestimenta y la política siempre ha estado, pero es algo que se tiende a silenciar, a ocultar en la frivolización de la ropa como mero objeto de comercialización y entretenimiento. No hay que olvidar que el Día Internacional de la Mujer conmemora a mujeres obreras que perdieron su vida en una fábrica textil. A nivel local, un caso reciente acerca del uso material y simbólico de la vestimenta para encabezar demandas políticas, es la movilización a favor de una Educación No Sexista (05/2018), donde en algunas universidades en toma se podía ver en las rejas colgada ropa interior femenina.
Foto: Frontis Facultad Ciencias Sociales, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
-¿Cómo ha sido la experiencia anterior con Moda Desobediente y qué lecciones les dejaron
esos encuentros?
La primera versión de Moda Desobediente, en junio de 2017, nos reafirmó la capacidad de la vestimenta para articular y expresar discursos políticos, culturales y sociales, a la vez que el interés de muchas personas, que no necesariamente se inscriben dentro del mundo de la moda, en reflexionar y debatir en torno a la moda y su inexorable relación con el cuerpo, e identidades individuales y colectivas que se construyen desde la ropa.
Foto: presentación Catherine Flood (Reino Unido), curadora Victoria and Albert Museum
Foto: taller Moda Desobediente 2017
-Cuéntennos acerca de lo que podremos ver en Moda Desobediente este año y cuáles son las actividades que hasta el momento tienen programadas.
Tal como hemos anunciado, el tema curatorial de este año es Moda y Fealdad. De ahí se desprenden tres ejes: “Cuerpos descartados”, “Estéticas quiltras: Moda y mestizaje”, “Fea pero
simpática: Moda, fealdad y humor”. Algunos invitados nacionales son Paz Errázuriz (Premio Nacional de Artes 2017), Nelly Richard (critica cultural), Zaida González y Demian Schopf (ambos artistas visuales). En cuanto a internacionales, Karen Van Godtsenhoven (curatora del Costume Institute, MET Nueva York), Claudia Aragón (Chola Afro Cusqueña y diseñadora de
vestuario peruana) y María Galindo (colectivo anarco feminista Mujeres Creando, Bolivia). El
encuentro incluye paneles de discusión, presentación de artículos teóricos seleccionados por convocatoria, talleres prácticos y una actividad de clausura.
Foto y diseño gráfico afiche: Jon Jacobsen
“Gracias a la permanente colaboración de British Council, este 2018 en el marco de Moda
Desobediente inauguraremos la exhibición Ropa Americana de Paz Errazuriz co-curada por
Jorge Diaz y Colectivo Malvestidas”.
Más información en www.modadesobediente.com y www.malvestidas.com
