Del computador a la piel, con música, unicornios, colores y tucanes. Así crea Vanesa Krongold, la diseñadora de indumentaria y estilista de Buenos Aires, de 25 años, que el 2013 viajó a Londres para exhibir parte de su colección en el International Fashion Showcase del London Fashion Week. Actualmente es académica de la Universidad de Palermo, el mismo centro donde cursó sus estudios, y vende su ropa en Argentina, México y Estados Unidos.
Su viaje como diseñadora partió en un festival de música y moda independiente, en Buenos Aires. Ahí presentó “Paraíso Google”, su primera colección “VK” inspirada en el mar de imágenes de Internet. Luego vino “Supermercado”, “Clase Turista” y “Floklore Digital”. Antes estudió diseño de indumentaria, hizo un curso de diseño textil en la escuela de arte y centro cultural de Londres, Central Saint Martins, y trabajó también como fotógrafa. Ahora Vanesa tiene su propia marca y es uno de los grandes talentos de moda de su país.
-¿En qué te inspiras a la hora de diseñar y cómo defines tu sello personal?
Me gusta pensar en crear un mundo nuevo a través de cada colección. Amo la música entonces pienso en el ritmo y la armonía de un sonido traducido en colores, texturas y formas. Me inspira caminar por la calle y mirar a la gente; contemplar lo desconocido, lo lejano y el mundo de oriente. En realidad juego mucho a inventar un planeta. Cuando era chiquita quería ser inventora.
-¿Y tu relación con Internet…?
Internet me divierte. Me gusta la mezcla impensada de la navegación de Internet y la saturación de información con la que vivimos. Creo que mi ropa traslada a quien la usa a algún momento de su vida, probablemente a la infancia, a algún recuerdo. Me interesa generar poesía visual, lúdica, elegante positiva y vibrante.
-Tu creas tus propias telas y estampados, ¿cómo es este proceso?
La creación de cada print tiene que ver con el relato de cada colección. Cada estampado es parte de un trabajo de collage digital que ayuda a narrar y componer una historia. Por lo general los relaciono por color, forma o simplemente por ser completamente distintos. ¡El proceso es muy variado! Pueden ser fotos que saco en la calle, imágenes de libros o el resultado de estar horas jugando en el computador. Me gusta capturar lo feo y hacerlo lindo, pero también lo lindo hacerlo un poco más feo.
-¿Cómo describirías la evolución entre tu primera y tu última colección?
Cada colección es un desafío donde busco sorprenderme para poder sorprender. Esto lo hago a través de nuevas siluetas, materiales y texturas que continúen el correlato de las colecciones anteriores y le sumen power. En ese sentido, la primera colección significó presentar mi universo para decirle al mundo “Hola, acá estoy. Así veo, así pienso, así comunico y así diseño”. A partir de eso, “Paraíso Google” fue un resultado de estampar absolutamente todas las imágenes sacadas de Google, generando un nuevo universo a través de ellas, como unicornios, tucanes y flores de plástico. Luego vino “Supermercado”, la segunda colección, que fue difícil porque pensé mucho en el qué dirán… pero fue interesante porque terminé incluyendo materiales nuevos como el plástico, el cuero y redes glitter.
Mi tercera colección se llamó “Clase Turista” y la lancé en invierno de 2013. Creo que aquí evolucioné mucho a través de la textura. Fue la primera vez que desarrollé materiales tejidos a mano como el “sweater oso”, todo peludo, al que dan muchas ganas de abrazar, y que fue un hit a tal punto que ahora lo estoy haciendo para vender todo el año. “Flolklore digital”, la colección actual, presenta una paleta de color más acotada, celebrando una especie de tribu digital a través de gradientes, capturas de pantalla y flores escaneadas y digitalizadas. Son robots de hombres y mujeres navegantes visuales.
-¿Cómo fue el camino recorrido para llegar hasta donde te encuentras hoy?
La verdad es que el recorrido es mi instintivo. Tiene que ver con las energías y las ganas que pongo para generar cada cosa en su debido tiempo. Soy muy inquieta y curiosa, y creo que por eso nunca podría estar haciendo lo mismo. A mí me interesa sorprender, pero a la vez sorprenderme. Mi primera experiencia de desfile fue dentro del marco del festival de música y moda independiente, Ciudad Emergente, en Buenos Aires, el 2011. En noviembre del año siguiente, junto a Kabinett, un concept-store de Palermo, realicé un desfile en la calle y corté el pasaje Rusell de Palermo. Fue una experiencia cultural de moda y música única con cerca de 200 personas. En febrero del año pasado fui seleccionada por la embajada Argentina en Londres para exhibir parte de mi colección en el International Fashion Showcase, dentro del marco del London Fashion Week. Ahí viajamos un grupo de ocho diseñadores y pude contar sobre mi colección en inglés a un mercado competitivo y exigente, algo que me ayudó mucho a crecer.
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-¿Cómo defines tu marca y tu cliente habitual?
Mi marca hoy es elegante, vibrante, positiva y contemporánea. Es ecléctica, digital, del presente y del futuro. Mi cliente habitual son mujeres y hombres sin muchos prejuicios, atrevidos, modernos, poéticos y creativos.
-¿Qué planes tienes para este 2014?
Viajar, y si no puedo hacerlo, viajar creativamente con mi mente y generar nuevos diseños y proyectos interesantes. También lanzar la línea VK babies/kids y algunas sorpresas que pronto se irán enterando.