Entrevista a la diseñadora de vestuario de ópera, Luciana Gutman: “Me enamoro de cada obra a medida que voy trabajando en el vestuario”

Entrevista a la diseñadora de vestuario de ópera, Luciana Gutman: “Me enamoro de cada obra a medida que voy trabajando en el vestuario”

“Rusalka” es el nombre de la ópera que hoy viernes 8 de mayo inaugura la temporada de óperas del Teatro Municipal de Santiago, y que trae al grupo liderado por el director musical Konstantin Chudovoksy, para realizar el debut de una historia inspirada en los mitos de Europa del Norte y la clásica narración de Hans Christian Andersen, La Sirenita. La obra, que cuenta con un trabajo en vestuario de más de 150 trajes, también trae de regreso a la argentina Luciana Gutman, quien junto al director de escena Marcelo Lombardo, crearon una indumentaria y puesta en escena capaz de separar dos mundos: el sobrenatural de las ninfas acuáticas y el humano. 

Horas antes de realizarse la primera presentación de esta ópera, que ya ha recorrido el mundo y es considerada un éxito dentro del repertorio lírico actual, conversamos con la diseñadora de vestuario, Luciana Gutman, para hablar acerca del vestuario en ópera y de cómo los atuendos y aplicaciones dentro de los mismos trajes, han de aportar un valor extra a los cantos y a la historia completa.

-¿De donde proviene la ninfa Rusalka?

-Las rusalkas son ninfas acuáticas de lagos y mares, y esta historia de ópera es muy similar a la que Disney toma del cuento tradicional inglés La Sirenta. Pero lejos de eso, tanto Chudovoksy como Dvořák buscan presentar una obra nacionalista de fines del siglo XIX e inicios del XX, inspirada en los mitos de transmisión oral de Europa del Norte donde una ninfa acuática se enamora de un príncipe humano, y debe hacer renuncias para salir de su mundo marino y conquistarlo.

-¿Cómo fue decidiste traspasar la trama y los cantos a las propuestas de vestuario?

-Lo primero en una ópera son las reuniones de equipo, ya que es una pieza que tiene tantas áreas que es indispensable un trabajo en equipo. La parte visual está a cargo del puestista en escena, Marcelo Lombardero, quien decide dónde narrar y ubicar la historia que queremos contar y que en este caso está pensada en un momento contemporáneo y no en 200 años atrás. Dicho eso y respetando claramente la obra original, es que plásticamente decidimos enfocar el vestuario y la escenografía de la obra en base al movimiento del Art Nouveau. Esta expresión artística la tomamos en términos arquitectónicos para desarrollar la escenografía y en base al trabajo del pintor checo, Alfons Mucha, para las artes. Además de hacer cuadros, Mucha hizo muchísimos afiches y dentro de estos realizó algunos para ópera, lo que nos resultaba muy cercano.

-¿Cuántas piezas conforman el vestuario de la obra y cómo fue el proceso para confeccionarla?

-La decisión plástica fue narrar dos mundos: el de las ninfas y lo acuático, y el terrenal de los humanos. Ambos tienen dos paletas de colores muy distintas, con el de las ninfas más claro y luminoso, y el terrenal —que implica amor, pasión y la razón por la que Rusalka deja a su familia— de tonalidades más oscuras y rojizas. La cantidad de piezas se define por el cambio completo que hay para el coro —que son 64 personas—, y bailarines y cantantes solistas que suman entre 105 ó 106 trajes. En cuanto al proceso de telas, hay muchas lentejuelas como metáfora de escamas para representar el mundo marino, pero nada de sirenas o colas verdes muy literales.

-¿Tienes alguna prenda icónica dentro de todas las creadas para esta obra?

-Me gustó mucho retocar los tocados inspirados en Mucha y el collar de perlas que ocupa Rusalka para acceder al mundo de los terrestres.

-¿Qué es lo más importante que tiene que tener una prenda de vestuario para ópera? 

-Tiene que narrar la historia. En el escenario no se trata de lindos ni feos, de si me queda bien o mal. Creo que lo primero es seguir contando la historia, y también confeccionar las prendas en cuanto a las necesidades de la misma trama. Por ejemplo, en Rusalka hubo que realizar un tratamiento especial en los trajes de los bailarines, en lo que se refiere a sisas y el área de la entrepierna para que pudieran moverse con mayor facilidad.

-¿En qué otros proyectos estás ahora y cuál ha sido tu favorito a lo largo de toda tu carrera como diseñadora de vestuario de óperas?

-Vengo corriendo y con la lengua afuera de montar “Lady Macbeth” en Montecarlo, en la costa sur de Francia. He trabajo en más de 20 títulos y en varios países. Hace 8 años que vengo consecutivamente Chile, pero también he estado en lugares como Brasil, México, Colombia y Argentina dentro de Sudamérica.

En cuanto a una obra favorita, creo que lo interesante de la ópera, o del teatro en general, es que cada título es muy distinto. Yo me enamoro de cada obra a medida que voy trabajando en el vestuario y cuando llega el estreno, pienso que es lo mejor que he hecho, pero eso me pasa con todas.

Imágenes por Patricio Melo / Teatro Municipal de Santiago

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