Cuando la fotografía aún no era considerada un arte y recién empezaba a instalarse dentro de la sociedad del siglo XIX, una mujer de nacionalidad británica se atrevió a ser fotógrafa. Julia Margaret Cameron se hizo conocida al retratar a varias personalidades famosas de la época con su cámara, en un contexto donde todavía primaba el retrato pintado. En la semana que conmemora los 199 años desde su nacimiento, recordamos su visionario trabajo.
Al cumplir los 48 años en 1863, su hija le regaló una cámara fotográfica. Rápidamente Julia se inscribió en Las Sociedades Fotográficas de Londres y Escocia, y comenzó a fotografiar. El regalo le sirvió para comenzar una profesión que marcaría su carrera y su vida. Su mayor objetivo al fotografiar consistió en capturar la belleza. “Tenía ganas de retener toda la belleza que se presentaba ante mí y por fin el anhelo ha sido satisfecho”, escribió Julia en su biografía.
Lord Tennyson, su vecino en la Isla de Wight, influenció de buena manera su trabajo al llevar a cada invitado famoso que tenía en su casa a ver el trabajo artístico de Julia. Con esto, no solo consiguió fama, sino que además pudo fotografiar a varias personalidades de la época, entre los que cuentan Charles Darwin, Thomas Carlyle, Alfred Lord Tennyson, Robert Browning, John Everett Millais, William Michael Rossetti, Edward Burne-Jones, Ellen Terry y George Frederic Watts, entre otros.
La técnica que Julia utilizaba era muy particular, y por eso, menospreciada por los demás fotógrafos del momento. La obsesión de Julia por su labor fotográfica llevaba a sus modelos a estar horas sentados ante la exposición luminosa de la cámara, mientras ella se ocupaba de cubrir, exponer y procesar cada película. La larga exposición de la luz culminaba en fotografías borrosas, ocasionadas además por el movimiento de los modelos que posaban para el retrato y por el lente puesto intencionalmente fuera de foco. No obstante, la burla de sus contemporáneos no desalentó que Julia siguiera utilizando el mismo recurso.
Los retratos de Julia a gente famosa consistían en su mayor capital de trabajo. Pero también experimentó otro tipo de arte, en el que representaba personajes literarios, históricos y religiosos, denominado ilustraciones fotográficas. Estas ilustraciones recogían personajes literarios de diversa índole, entre los que destacan figuras como Beatriz, Safo, Don Quijote, Lancelot, entre otros. Ambos trabajos han sido tardíamente apreciados gracias a su visionaria manera de aproximarse a la fotografía.
El trabajo fotográfico de Julia Margaret Cameron ha trascendido su propio tiempo. Hoy, se puede apreciar toda una gama de vestuario que representaba a las clases más intelectuales de Gran Bretaña en ese entonces. También, las ilustraciones fotográficas muestran una gran dedicación en el vestuario epocal de los personajes que retrataba. La primera compilación de sus fotografías fue editada por su sobrina nieta Virginia Woolf —con la colaboración de Roger Fry— que escribe en su prólogo: “De las tres hermanas, donde una era Belleza y la otra era Energía, la señorita Cameron era, sin ninguna duda, Talento.” Un legado que el MET (Museo Metropolitano de Arte en Nueva York) supo aprovechar de muy buena manera, organizando una muestra el 2013 con la colección fotográfica de Julia. Con esto, quedó demostrado que Julia Margaret Cameron es considerada, hoy más que nunca, una de las grandes fotógrafas del siglo XIX.
Imágenes Galería MET