Por allá por 1948, Dorothy Jeakins era un nombre que comenzaba a resaltar en la industria del diseño de vestuario cinematográfico. Trabajando en conjunto con Barbara Karinska, una de las grandes de vestuario de espectáculos de la época, diseñaron el vestuario para Juana de Arco, trabajo por el que se llevaron un Oscar. Lo interesante es que esta era la primera película que Jeakins diseñaba y el ganar a la primera le abrió el camino en la industria de manera absoluta.
Dorothy no llegó por casualidad al mundo del diseño (como pasa en varia ocasiones). A ella le ofrecieron una beca en el Otis Art Institute (hoy conocido como Otis College of Art and Design de Los Angeles) por su interesante y bello trabajo en su formación como diseñadora. Así en los años 30, la industria Disney le solía hacer encargos par sus producciones, trabajo por el cual fue descubierta por cientos de directores y productores que se interesaron en trabajar con ella.
En 1949, solo un año después de su primer Oscar, fue llamada a trabajar junto a Edith Head, otra de las grandes del vestuario cinematográfico de la época para una versión de “Sansón y Dalila”, trabajo por el que también se llevaron una estatuilla. Dos nominaciones, ambas ganadas. Pero no fue hasta 1964 cuando diseñó el vestuario para “La noche de la Iguana” que se llevó la estatuilla por su trabajo en solitario.
El éxito llegó con el diseño que realizó para “Niagara”, película protagonizada por Marilyn Monroe y que logró que los diseños de Jeakins fuera codiciados por todas las mujeres del mundo, quienes querían lucir como Marilyn lo hacía en la cinta. En 1990 Dorothy Jeakins se retiró de la industria, y lo hizo dejando en el recuerdo de todos una frase que cerraría lo que fue un trabajo de años: “Yo puedo poner mi mundo en dos palabras : Hacer belleza. Esa es mi máxima y mi pasión”.