Chanel fue la casa más importante en la vida y carrera de Karl Lagerfeld; el diseñador ayudó a transformarla para una nueva era y a capturar su esencia renovándola constantemente. Sin embargo, en 1966 su primera gran labor reinventando una marca clásica fue en Chloé, la firma fundada en 1952 por Gaby Aghion. Y en esa firma tuvo dos periodos: desde 1966 hasta 1975 y desde 1992 hasta 1996, año en que se anunció que la inglesa Stella McCartney se convertiría en su sucesora, con mucho éxito.
Con Chloé, Karl reimaginó la suavidad y elegancia femenina de una manera artística pero práctica, rindiendo homenaje a elementos musicales, a estampados abstractos, a lo clásico haciéndolo ver moderno. En páginas de revistas como Vogue y L’Officiel, ofrecía una mirada íntima de su estudio, de sus musas y sus creaciones, las que lo llevaron a entrenar como nadie para estar listo para su nuevo capítulo en Chanel. Al final dejaría sus responsabilidades en Chloé debido al exceso de trabajo, aunque nunca fue un problema si ser el rostro definitivo de Chanel en su nueva versión era algo que lo mantuvo bajo presión.
Además de vestidos y creaciones increíbles, Karl lanzó perfumes exitosos con Chloé como Narcisse, uno de los favoritos de muchas mujeres. Sentó las bases del estilo que hoy reconocemos en la marca y por supuesto, demostró que tenía fuerza y estilo para trabajar en más de una marca.