Los invito a sentarse frente sus clósets abiertos, pensar y meditar sobre esto…Profundicemos.
Si nos fijamos en el impacto ambiental durante todo el proceso de fabricación de una de las camisetas de 250 gramos de algodón que tienen en su clóset, sabemos que para producirla se consumen aproximadamente 2.800 litros de agua y se han emitido casi 3,9 kilos de CO2 al ambiente. Si hacemos un cálculo rápido y multiplicamos esto por cada prenda que esta arrimada en el cajón, prenda sobre prenda, llegaríamos a un número que la calculadora no podría entregar, sin contar por supuesto el consumo de agua y las emisiones que se producirán cuando lavemos nuestra prenda semanalmente.
Lo barato cuesta caro dicen por ahí y bastante tiene de cierto. El sistema de compra rápida y prendas de desecho que van quedando obsoletas semana tras semana no nos dejan pensar ni informarnos para cambiar nuestro hábito de consumo. Nuestra frecuencia de compra genera una demanda tan grande que estamos forzando desmedidamente los ciclos naturales y de energía del planeta como nunca antes en la historia de la humanidad. Y esto se resume en números: en nuestros hogares tenemos cuatro veces más ropa que nuestros padres y que hoy estamos aumentando el número de manera impulsiva.
Las cifras son abismantes; cada año se crean aproximadamente 150 billones de piezas de ropa en el mundo. En una industria donde más del 80% de la fuerza laboral es femenina e infantil, grupos en el que el 98% no gana el sueldo mínimo para cubrir sus necesidades básicas, tenemos en nuestras manos prendas extremadamente económicas que si lo piensan bien, según la cadena logística, desde la extracción de la materia prima hasta el despacho de ellas, es imposible que sea tan “barata” la trazabilidad y los procesos de producción y aun así seguir siendo empresas millonarias.
Cada año se manufacturan más de 1 billón de poleras de algodón tradicional y aunque es una tela de origen natural, su siembra a gran escala, la cantidad de gente, el uso y abuso de las aguas tienen consecuencias devastadoras para nuestro entorno y los seres humanos.
Los costos que está pagando hoy la naturaleza en la industria de la moda tienen un impacto incalculable a largo plazo y que no estamos evitando. Seguimos estando al debe, seguimos aumentando nuestra demanda. Según los expertos, en un futuro China solo podrá suplir su demanda interna dejando de ser la gran mano de obra mundial por el aumento explosivo y ascendente de la demanda local, colocándose en la palestra los países como Vietnam, Pakistán, Bangladesh, India entre otros como centros neurálgicos de manufactura textil.