En agosto de 2002, Naomi Campbell aparecía en la portada de British Vogue fotografiada por Corinne Day. Tendrían que pasar 17 años para que la supermodelo reapareciera nuevamente como protagonista de la publicación, una que hoy vive una nueva era gracias a Edward Enninful. Naomi criticó abiertamente la revista mientras Alexandra Schulman estuvo al mando de ella, quien insinuó que las modelos de color no vendían tantas revistas como el resto. Ahora, Campbell se reconcilia con British Vogue bajo el lente de Steven Meisel, el clásico editorial que también es uno de los más cercanos a Naomi y además, con el Editor en Jefe de la revista como el estilista de la historia central.