Las grandes guerras han sido tal vez unos de los hitos más importantes del mundo de la moda, creando nuevas tendencias en pro de su inicio o de su final. Hay un grupo de hombres que justamente vivieron esta influencia con más fuerza que todos, al ver su nacimiento y su muerte dentro de los márgenes que hay entre la Primera y Segunda Guerra Mundial, nos referimos a “El Partido por la Reforma del Atuendo Masculino”.
A fines de la Primera Guerra Mundial (1918-1919) los hombres vuelven a sus tierras de origen, buscando retomar sus actividades, sin embargo se encontraron con un desabastecimiento mundial de telas y de indumentaria que le permitiese llevar la vida cotidiana de manera simple. Durante la época post-guerra, era posible ver a hombres trabajando con pesados trajes y que trataban de retomar el look de caballero que se había cultivado antaño. Ante este escenario, se comenzó a crear una serie de disidencias en torno a la forma en que el hombre de aquel tiempo vestía y cuya filosofía solo se vio reunida y estandarizada en 1929 con la proclamación y nacimiento del “Men’s Dress Reform Party”, grupo británico que buscaba liberar de todo adorno innecesario la vestimenta masculina y que trataba de cualquier forma de buscar la comodidad por sobre la estética.
Renunciando a la ropa interior de extremidades largas, dejaron también en el olvido objetos innecesarios como la corbata y el sombrero, y trataron de usar siempre pantalón corto como símbolo máximo de la comodidad y de higiene. Por muy divertido que esta historia hoy nos parezca, la influencia de este grupo se vio en aumento llegando a crear el vestuario de la BBC Promenade Orchestra en 1931 o ámbitos estatales como los telegrafistas 1937. Pero el mundo cambió nuevamente con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y este movimiento político/estético se acaba junto con el primer aviso de guerra. Lamentablemente nunca podremos saber qué hubiese sido hoy del vestuario masculino si este grupo hubiese seguido existiendo.