No hay alfombra roja que no tenga los mejor y peor vestidos, de hecho, yo creo que más que ver quién gana o quien pierde, la alfombra roja sirve como excusa para comer papas fritas y ejercitar la lengua en un eterno pelambre que sólo termina con otras alfombra roja donde volvemos a dar nuestras bendiciones a los mejor vestidos y se ganan todos nuestros improperios los peores. Pero hay que ser sinceros y decir que son las mujeres las que se llevan los mayores aplausos o pifias del público, nosotros, los desterrados del paraíso de la moda, debemos sólo llevar un traje negro… PLOP! Pero no crea que esta situación es fácil, no, tiene una complicación mayor de la que se ve.
Los aplausos se los llevaron varios, de hecho este año no hubo mucha pifiadera ni gente que tratara de hacerse la interesante con el look. Ewan McGregor y Adam Levine fueron mis favoritos. Ewan por esos pantalones cuasi apitillados, la elección de la corbata en vez de la humita, pajarilla o corbatín (como quiera decirle) y ese peinado que probablemente lo hizo un arquitecto porque estaba perfectamente hecho, indesarmable. Adam Levine por su parte vestía un Tom Ford haciendo gala de su afición por tratar de llegar a la perfección, como él mismo declaró años atrás. Mientras tanto, Brad Pitt y Gerard Butler vestían de Salvatore Ferragamo y ganaron varios puntos a favor en las críticas. A mí Brad no me gustó, siempre he pensado que su look de pelo largo no le va, es como el cuarentón que en vez de comprarse una moto por la crisis de la identidad se revela a su ampliación en la frente y ¡ZAZ!, pelo largo, pero la verdad de las verdades, no ser el simple acompañante cuando tu pareja es Angelina Jolie es suficiente mérito para estar en los mejor vestidos, mientras que Butler se veía perfecto y cómodo, algo difícil de lograr cuando debemos vestir formal. Por último, pero no menos importante, Leo Di Caprio enfundado en un Armani que le calzaba perfecto, engominado (a veces creo que se le pasó la mano) y formal en su actura y vestir, lucía perfecto para una noche que es para eso, para verse formal. Un aplauso para estos 5, por favor.
Mientras que en el otro lado de la vereda, las pifias y detenciones de la policía de la moda se la llevaron estos 5 hombres. Jesse Tyler se ganó 5 años y un día en la cárcel fashionista por un traje de terciopelo, pero que ante las cámaras parecía plush, mal cortado y amplio sobre todo en la zona de la entrepierna, una humita del mismo color que la camisa y mucha barba descuidada en la cara. Sin embargo Viggo Mortensen no lo hizo mejor y tal vez se equivocó de fiesta y en su look de funcionario público de los 80 se la jugó por una corbata que tal vez no era lo peor del mundo, pero que destacaba demasiado con la chaqueta abierta, no venía a tono con su color de piel y pelo, pero, sobre todo, era inadecuada para el traje y el look que esa noche merecía. Matt Le Blanc, por su parte, trató de innovar agregando color a su look pero no salió bien parado porque el traje era de un color demasiado juvenil y el ya no está ni jovencito, ni está en Friends para hacernos reir. Michael Fassbender se ganó un puesto en el ranking de los peores por un traje demasiado brilloso, aunque para ser justos, en los zoom se veía mejor y, por último, Ricky Gervais lo criticaron tanto por haber sido fome que pocos repararon en su traje tornasolado con el que recibió las palabritas de Madonna que le dijo que era pura boca, pero nada de acción (“Si yo sigo siendo como una virgen, Ricky Entonces ¿por qué no vienes aquí y haces algo al respecto? no he besado a una chica en pocos años… en la televisión”… !)
Y por último, pero no menos importante, cuando los esmoquin o tuxedo son tan monótonos los detalles parecen cobrar mayor relevancia para destacar en el mundo de la alfombra roja. Por eso hay que destacar la humita de Adam Levine, más grande que lo normal, la pequeña cadena de Matthew Morrison, el toque de color en el pañuelo de Cory Monteith, el traje de terciopelo bien cortado de Ryan Kwanten y el azul correcto en un hombre joven como Zachary Levi. El mundo de la moda es injusto con los hombres en la alfombra roja, nos viste de negro y nos uniformiza mientras las mujeres lucen grandiosos diseños que nos opacan. Habrá que esperar que las pequeñas innovaciones nos abran poco a poco la puerta de un mundo que siempre nos ha relegado al segundo plano, el mundo de la alfombra roja.