Hace un tiempo les presentamos a un nuevo diseñador chileno que comenzaba a llamar la atención: Martín Luttecke, quien lanzó su marca Martteck el año pasado augurando irse pronto al extranjero para ganar más experiencia. Allí pudo cumplir un gran sueño para cualquiera que trabaje en moda: convertirse en pasante de Haider Ackermann, uno de los diseñadores más importantes de todos. Y aquí Martín nos cuenta más acerca de esta increíble experiencia.
– ¿Cómo llegaste a realizar una pasantía junto a Haider Ackermann? ¿Era un diseñador que admirabas y esperabas conocer?
Después de terminar la universidad, mi meta era salir fuera de Chile a trabajar en alguna marca de moda que admirara y aprender directamente como funciona. Pero cuando empiezas a mandar e-mails te das cuenta que sin contactos directos y sin haber estudiado en una de estas súper universidades de moda (Parsons, Central Saint Martins, Aalto, IFM, etc.), todo se complica. Creo que mandé más de cien e-mails de los cuales dos me respondieron y solo una marca me pidió una entrevista; fue Wales Boner, una marca británica nueva que nació el 2014 y fue conocida por ganarse los premios British Fashion Council el 2015 y LVMH al año siguiente. Después de dos meses desde ese correo estaba en Londres trabajando para Grace, la diseñadora de 28 años creadora de la marca. Luego de cuatro meses y una experiencia muy explotadora decidí buscar otra pasantía, pensando ahora en una marca con más años de experiencia y más organizada que Wales Bonner; al estar recién partiendo la marca, a los pasantes solo nos tocaba repartir ropa y zapatos por todo Londres, escribir miles de etiquetas, planchar, ordenar y limpiar. A a pesar que si aprendí en el proceso, el plan a seguir fue buscar una pasantía donde realmente pudiera trabajar en un campo creativo.
Ya teniendo Wales Bonner en mi curriculum, la experiencia fue muy diferente al mandar nuevos e-mails. La gente se interesó mucho más en mi y recibí varias respuestas de marcas interesantes. Una de las marcas que me aceptó fue Ximon Lee que está en Berlín, y estaba listo para irme a esa práctica cuando dos semanas antes me escriben desde Haider Ackermann, quienes me respondieron un correo que les había mandado hace mucho tiempo. Justo mi familia me estaban visitando en Londres así que les dije que agendáramos una reunión por Skype, a lo que la diseñadora me respondió que solo hacían entrevistas en vivo y si quería el trabajo tenía que ir a Bélgica dentro de los próximos días. Dije que no podía ir pero que muchas gracias por la oportunidad. Unos días después me escribieron diciendo que harían una excepción y que me entrevistarían por Skype. Resultó que me aceptaron, cancelé mi pasantía en Berlin y dos semanas después estaba en Amberes trabajando como uno de los dos pasantes de diseño.
– ¿De qué manera se realizaba el trabajo en cuanto a equipo, labores y forma de relacionarse en la casa del diseñador?
Habían tres oficinas; una en París donde solo trabajaba Haider y cuatro personas más (el equipo de diseño masculino), en Amberes estaba la de Marketing y la otra en la cual trabajé yo donde estaba producción, desarrollo, patronaje, confección y diseño mujer (mi departamento). Cada departamento tenía sus propios pasantes; en el caso de mi departamento éramos dos y mi jefa. Al ser tan pocos hacíamos realmente de todo; actualizar los paneles de inspiración, investigar referencias, diseñar prints, proponer diseños, trabajar con bordados, teñidos, entre otros más. Particularmente me especialicé en dos áreas; la investigación de imágenes históricas (referencias), la cual implicaba buscar imágenes de inspiración para diseñar la nueva colección. Ese proceso fue muy interesante ya que más que un trabajo se sentía como una clase de historia; aprendiendo sobre culturas, épocas, terminaciones, diseñadores etc. El proceso era muy profundo, buscaba normalmente entre 150 a 200 imágenes con lo que podía pasar hasta un día entero. Muchísimas imágenes que me gustaban personalmente las guarde en mis propios archivos, refinando un montón mis propios gustos.
Por otra parte, trabajé mucho en la investigación de color para la colección. Normalmente Haider mandaba imágenes de referencias de color que le parecían interesantes y lo que yo hacía era confeccionar muestras en distintas telas con diferentes texturas y cualidades, replicando esos mismos colores con distintas mezclas de proporciones de tinturas. Una vez que elegían las favoritas, había que hacer los cálculos para teñir hasta 20 metros de tela del color exacto con que hiciste las muestras; esa parte fue muy desafiante.
A pesar que todos se tomaban el trabajo muy en serio y trabajábamos un montón, el ambiente laboral era muy agradable. Todos nos conocíamos, almorzábamos juntos siempre y hacíamos asados cada cierto tiempo. Dentro del equipo de trabajo habían como quince pasantes de distintas partes del mundo (Corea, Bélgica, Suiza, Francia, Latvia, Holanda, Italia, etc…) y sin embargo, yo fui el primer latino con el que trabajaban. Ese ambiente multicultural fue impresionante vivirlo, es muy bonito rodearte de personas que sienten una pasión por lo mismo que tú. Ver sus referencias, diseños y métodos de trabajo fue muy estimulante. Aprendí tanto de ellos como del trabajo mismo.
– ¿Cuál fue quizás el reto más grande que enfrentaste en ese periodo?
Para ser sincero, el ritmo fue agotador. Se trabajaba diariamente entre diez y once horas. El departamento de Diseño es el más duro, ya que muchas veces trabajamos los fin de semanas y olvídate los feriados, nunca tuvimos. Con Kelly, la otra pasante de diseño siempre decíamos “Trabajar, comer, dormir…” porque realmente era lo único que hacíamos. Al comienzo, sentí que no me la iba a poder, pero con el tiempo le fui agarrando el ritmo tomando de tres a cuatros cafés diarios.
Al comienzo de las dos pasantías, mis jefas no sabían exactamente cual era mi punto fuerte, entonces muchas veces tuve que hacer cosas que no me gustaban ni me interesaban. Pensar que no lo estaba haciendo bien era muy frustrante, pero con el tiempo y la práctica uno empieza a hacer lo que mejor sabía, donde era más un aporte. Así aprendí que angustiándome no aportaba en nada, solo había que probar entre muchos trabajos distintos.
El último día de mi práctica en Haider Ackermann me fui con una sensación muy positiva por todo lo que aporté. Sobre todo en la parte de los teñidos, ya que recibí mucho feedback positivo. De hecho, una de las jefas más altas llegó unas semanas antes del desfile de Invierno (2018) y decidió que tenían que usar mis muestras de telas mucho más que lo que estaba originalmente decidido para el desfile. Aunque pasé encerrado toda la semana tiñendo sin parar, fue lo mejor ver las prendas finales con un trabajo que le había puesto mucha energía y cariño.
– Cuéntanos cuáles fueron las lecciones que sacaste en limpio en cuanto a diseño y trabajo en H.A.
Lo que más aprendí fue sobre el proceso de diseñar una colección, la energía que se le pone y lo importante que es trabajar con gente apasionada con lo que hace, porque al final esa pasión se refleja 100% en el producto final. Me di cuenta cómo el Diseño de Moda se muestra como una fantasía, pero que realmente es una industria muy dura y, por lo mismo, todas las personas que deciden trabajar en ella son unos locos por los detalles y por crear belleza. Algo que puede parece muy “efortless” realmente tiene miles de cambios previos, pruebas, investigaciones, etc.
Otro punto que aprendí es que tienes que salir de tu zona de confort, conocer gente, conversar… en esta industria es clave a “quién conoces” y no de una manera superficial. La retroalimentación es muy importante y conversando con esas personas en reuniones y fiestas uno se cuestiona, evoluciona y crece. En Europa me tuve que obligar muchas veces a salir solo, tomarme un par de cervezas y hablar con extraños; los cuales terminaron siendo grandes amigos y personas que admiro un montón. Por otra parte, en el trabajo conocí a gente muy talentosa; siempre me obligué a conversar con todos y escuchar sus historias, especialmente las relacionadas con sus experiencias trabajando con marcas como Iris Van Herpen, Comme des Garcons, Dior, etc.
– ¿Pudiste conocer al propio Haider Ackermann?
Una semana antes de los desfiles, se hace lo que ellos llaman styling week y, para ser sincero, es lo más emocionante que he vivido en mi vida. Todo el equipo de diseño viaja a París durante una semana, se arrienda un espacio increíble donde hacen el showroom y ahí mismo se prepara todo para el desfile: casting, maquillaje, styling, cambios de último momento, la música del desfile, los fittings, etc. Yo estaba tan feliz trabajando, mientras veía enamorado a estas modelos increíbles entrar y salir todo el tiempo y siempre que podía trataba de conversar con ellas. Fue increíble ver como probaban diferentes maquillajes, las pelucas, los looks, todo en un ambiente muy divertido, siempre con música muy fuerte.
Ahí conocí a Haider y aprovechando que por ser el único latino soy más lanzado, fui directo a saludarlo. Le dije que era de Chile y me dijo “eso si que es exótico” y me nombró “Mister Chile”. Trabajé directamente con él imprimiendo todos los looks de las modelos en polaroids y haciendo cambios digitales en estas fotos, por ejemplo cambiar zapatos de color, poner panties, diferentes mezclas de ropa. Haider me pareció un hombre muy interesante; le gusta tener un equipo cercano y se da el tiempo de conocerlo. Todas las noches comimos juntos en la mesa del showroom y conversábamos, él siempre haciendo chistes. Verlo trabajar con el styling fue impresionante, la manera en que mezclaba las prendas y lograba crear una historia fue algo que me impresionó, todo con naturaleza y elegancia.
La última noche no dormimos, llegamos al museo donde se hizo el desfile y tres horas antes empezaron a llegar las modelos increíbles y nosotros realmente asquerosos con unas ojeras de tres metros… Pero no importó porque ese día fue uno de los más lindos de mi vida. Mis amigos del trabajo encontraban normal ser pasantes y participar en estos desfiles, pero para mi trabajar en el fashion week de Paris fue de otro mundo. Estaba muy emocionado, lo mejor de todo fue esa sensación de sentir que pertenecía y que había aportado mucho en un ambiente que he admirado toda mi vida.
– ¿Cuáles serán tus próximos pasos ahora que tuviste esta gran experiencia?
Al terminar la pasantía me ofrecieron ayudarme a buscar otra y a pesar que las opciones sonaban prometedores, yo sabía que lo que tenía que hacer era partir con mi propio proyecto. No fue una decisión tan fácil pero finalmente decidí volver a Chile, armar un taller y ver ahora que es lo que yo tengo que decir. Muchos pasantes morían por que los contrataran como asistentes, pero yo nunca me sentí de esa manera, siempre tomé esta experiencia como un aprendizaje para aplicar a mi propio proceso y, sinceramente, todo lo que aprendí fue increíble. Ahora voy a estar trabajando en una nueva colección que diseñé durante este año que estuve en Europa; planeo terminarla en diciembre y de ahí ver que es lo que me trae el destino. Total, uno tanto que planea y planea pero al final del día te das cuenta que la vida ya tiene planeado algo para ti desde hace rato.